Marzo de 1970, Metrohealth Medical Centre de Cleveland, EE.UU. El doctor Robert J. White, después de varias pruebas preliminares, lleva a cabo el primer transplante de cerebro exitoso sobre un primate, al unir la cabeza de un mono al cuerpo de otro.
Cuando la nueva cabeza despierta, está totalmente consciente y con sus funciones nerviosas craneales completas. Puede ver, oír, oler y, seguramente, sentir dolor. Sigue durante unos minutos con sus ojos a las personas que se mueven por alrededor y, cuando lo tiene a tiro, intenta morder el dedo de un ayudante. Todos aplauden.
La cabeza del mono estuvo viva un par de días, unida sólo con unos ganchos y suturas externas, por lo que no podía controlar sus funciones motoras. Hoy, 23 años después, las técnicas aún no permiten conectar la médula espinal con el cerebro.
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Cuando la nueva cabeza despierta, está totalmente consciente y con sus funciones nerviosas craneales completas. Puede ver, oír, oler y, seguramente, sentir dolor. Sigue durante unos minutos con sus ojos a las personas que se mueven por alrededor y, cuando lo tiene a tiro, intenta morder el dedo de un ayudante. Todos aplauden.
La cabeza del mono estuvo viva un par de días, unida sólo con unos ganchos y suturas externas, por lo que no podía controlar sus funciones motoras. Hoy, 23 años después, las técnicas aún no permiten conectar la médula espinal con el cerebro.
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