Reporteros en la nieve

26 enero 2005


La noticia del día: nieva. De inmediato, las grandes cadenas de televisión realizan el despliegue que corresponde ante acontecimiento tan noticioso: ¡Atención! Es invierno y nieva: muevan a sus hombres, envíen sus equipos.

Cada canal envía seis, siete, diez indómitos reporteros a las cuatro puntas de España. Y observen el fenómeno: cada nuevo reportero aparecerá en su pantalla aún más cubierto de nieve que el anterior. Los tipos llevan nieve encima del abrigo, nieve sobre el micrófono, nieve en la perilla, nieve dentro de los agujeros de la nariz. Todo se llena de nieve; salvo el cámara, y el productor, que no son gilipollas y han llevado paraguas.

¿Desconocen los periodistas españoles la existencia del paraguas? ¿Creen acaso que, con ese nombre, dicho objeto solo sirve para la lluvia? No. Hay algo más detrás de todo esto. Escuchen:

Comrpueben cómo los telediarios de hoy, y los de mañana, se convierten en un improvisado carrusel de muñecos de nieve. El periodista - que ha pasado los últimos 40 minutos dejando que la nieve le cubra para darle otro aire a la pieza- no se limitará a decir algo así como "Estamos en Burgos- nieva - buenas tardes"? No señor. El enviado especial nos hará una cumplida crónica de la nieve, de lo mucho que nieva en la provincia, del extraño fenómeno que tiene lugar en esta región donde, curiosamente, cuando nieva mucho se bloquean las carreteras. Porque lo importante es que, mientras habla, sigan cayendo los copos sobre su careto, encima de su micrófono y en el interior de su nariz.

Ésta es mi teoría: Al espectador español, al espectador medio del Telediario, le gusta ver caer la nieve encima de alguien. No es crueldad, no crean, lo que sucede es que no es uno de esos espectadores crédulos y conformistas. Le gusta comprobar las cosas por sí mismo. ¿Bastaría que Ana Blanco, por ejemplo, o Lorenzo Milá, dijeran "nieva en toda España, éstas son las carreteras bloqueadas"?. De ninguna manera. Menudo fraude. Si usted dice que nieva en Burgos, demuéstrelo. Pruébelo con hechos, con imágenes, preséntenos la pertinente galería de reporteros congelados, envíe, si hace falta, a todo el equipo del Telediario y póngalo en pelotas en la nieve, que salten, que corran, que informen. Que ya está bien, que mucha tele, y mucho rollo, pero aquí lo que falta es credibilidad.