Me viene a la memoria el emocionante artículo que, hace unos años, publicaba Juan Ignacio Irigaray en El Mundo. Se titulaba "El último calamar". El periodista describía el viaje: el avión partía en plena noche, desde Buenos Aires, y se adentraba unos 320 kilómetros mar adentro para alcanzar su destino.
"Un resplandor da aviso en el horizonte - decía. Al rato, una ciudad marina aparece en medio de la soledad oceánica... Son cientos de poteros, o pesqueros de calamar. Miden de 40 a 60 metros de eslora y tienen potentes reflectores. Vienen de todas partes a faenar gratis al mayor caladero del mundo".
"El avión sobrevuela el racimo de navíos a varios miles de pies de altura. La mancha de luz se muestra interminable mientras que uno arriesga comparaciones. «Debe de tener la misma extensión que Buenos Aires: unos 200 kilómetros cuadrados»."
"El 80% del molusco cefalópodo que se consume en el planeta proviene de este lugar. No pagan licencias ni canon, pues se establecen en aguas internacionales, sobre la milla náutica 201 del paralelo 45".
"La picardía es quedarse al borde de las 200 millas, que actúan de límite oriental de la zona económica exclusiva de Argentina. «Están depredando nuestros recursos. El calamar que se cría y vive en el mar argentino va hacia la luz de estos buques, atraído como los mosquitos a un farol»".
"Un resplandor da aviso en el horizonte - decía. Al rato, una ciudad marina aparece en medio de la soledad oceánica... Son cientos de poteros, o pesqueros de calamar. Miden de 40 a 60 metros de eslora y tienen potentes reflectores. Vienen de todas partes a faenar gratis al mayor caladero del mundo".
"El avión sobrevuela el racimo de navíos a varios miles de pies de altura. La mancha de luz se muestra interminable mientras que uno arriesga comparaciones. «Debe de tener la misma extensión que Buenos Aires: unos 200 kilómetros cuadrados»."
"El 80% del molusco cefalópodo que se consume en el planeta proviene de este lugar. No pagan licencias ni canon, pues se establecen en aguas internacionales, sobre la milla náutica 201 del paralelo 45".
"La picardía es quedarse al borde de las 200 millas, que actúan de límite oriental de la zona económica exclusiva de Argentina. «Están depredando nuestros recursos. El calamar que se cría y vive en el mar argentino va hacia la luz de estos buques, atraído como los mosquitos a un farol»".