Lo primero que se le pudre al locutor son las puntas de los dedos, también las uñas, que van ennegreciendo, antes de darse cuenta lo estará tocando todo, lápices, bolígrafos, papeles, dejando sobre ellos una sustancia blanduzca, espesa, como crema de garbanzos. Otras veces afecta a la piel, o las raíces del pelo, basta tirar de uno para que se vengan todos, uno tras otro, dejando a la vista millones de folículos, diminutos bulbos por los que sopla el aire.
Pásase, en los casos delicados, un suave cepillo por el cuerpo, cuidando de no dañar la dermis, siempre de arriba hacia abajo, como crin de caballo. Se ha de limpiar concienzudamente, extrayendo el escabeche de los poros, detrás de las orejas o el hoyuelo de la barbilla. En pupilas y lagrimales, basta aplicar un bastoncillo, empapado con abundante gasolina.
La causa común está identificada; sucede que al locutor se le pudre una idea, algún vago pensamiento de cafetería, tal vez albergado en la oscuridad de un cinematógrafo. Si no se identifica a tiempo ya no habrá más remedio. Las primeras horas son cruciales para el desarrollo de la dolencia. Se aconseja sumergir al interfecto en agua del carmen, no menos de tres días con sus noches, siempre hasta la cintura, con escasísima luz y en respetuoso silencio.
Si al salir no mejora, es previsible que la idea avance. Hacia la segunda semana habrá tomado tejidos y glándulas, hasta alcanzar las entrañas superiores. Es el momento de las manchas purpúreas, los estigmas y las sudoraciones. A la altura del cóccix, sentirá una punzada, es allá donde la víscera se hace pensamiento, y los órganos se van quedando como de asadura, en un todo licuado.
Aún en esta fase es posible hacer vida normal. Las peores emanaciones suelen provenir de las fosas nasales, se pueden disimular como una alergia.
Para la ausencia de color en el cuello se recomienda un fular, con el que se podrán acabar elegantemente los días.
A última hora se debe recostar al locutor y colocarle un espejo bajo la nariz. En ese momento, si él se ve guapo, está todo perdido.