Una amiga mía, que lee el futuro en los sobres de manzanilla Hornimans, ya me lo ha dicho: ve las próximas Navidades con cortes de agua, la M-30 levantada, los moros asaltando Melilla y secesión en Cataluña por la caída de las ventas de cava. Tal cual. Para colmo escucho en RNE que esta mañana el Papa Benedicto XVI ha leído, ante los fieles, algunos fragmentos del Apocalipsis. Todo tiene su porqué. Mi amiga mira el sobrecito al trasluz y me repite: No hay duda, Manolo: Es el fin del mundo.
Sed
Al ritmo en que bajan los pantanos, en Navidad se verán los suelos de gres del embalse de Entrepeñas. Sobre ellos quedarán enormes lucios boqueando, los gigantescos lucios de seis metros que, según J.M., habitan en sus profundidades. En Madrid empezaremos a lavarnos los dientes con cerveza y el ayuntamiento regará las calles con serrín, convirtiendo la ciudad en un formidable bar de tapas de inconfundible olor a gambas.
Hundimiento
Hace unos meses, cuando estrenaron “El Hundimiento”, yo pensé que iba sobre las obras de la M-30, y así me pasó, que no la disfruté, me pasé media película acordándome de Gallardón y de sus obras. Hacia las Navidades, con todos los madrileños de compras, es posible que Zapatero tenga que desplegar el ejército en El Corte Inglés y alrededores, asistir a los conductores que vayan a pasar las fiestas en la zanja y poner guirnaldas sobre esos coches que se andan subiendo a la mediana; procurar, al menos, que hagan bonito.
Secesión
Cuando no quede agua, habrá quien sugiera que los madrileños bebamos cava, pero para eso está la COPE, para evitar que caigamos en soluciones facilonas. Tendría narices que tuviéramos que lavar la ropa con Codorniu mientras “ellos” se beben el agua del Ebro.
Hablando de todo un poco. Esta mañana, en una especie de fogonazo visionario, el diario ABC publicaba la esquela de doña España, fallecida el mismo día en que el Estatut emprendía el camino hacia el Congreso. ¿Simple casualidad o la mano de Acebes en la sección de Obituarios? Seguiremos informando.
Invasión
Para navidades es probable que las vallas de Ceuta y Melilla alcancen ya los doce metros de alto. En la COPE han movido el calendario hasta el 711. Otros sesudos analistas de la radio coinciden en señalar que los inmigrantes se sienten atraídos por el modelo de vida occidental que les muestra la televisión, lo que en román paladino viene a significar que los pobres subsaharianos vienen a España después de ver “Abuela de verano”. Bastante confundidas deben de estar las criaturas, si bajan de la patera al grito de “¡qué pasa Neng!” o desean venir aún creyendo que las españolas son como Rosa Regás.
Entre tanta disertación estéril sobre el tema, no descarten que a alguno se le ocurra la solución universal para el asunto: que se prohíba la televisión en África, o que solo se deje ver TVE Internacional, que para el caso es lo mismo.
La LOGSE
Después de leer esta sarta de disparates, convendrán conmigo en que, como dice hoy Elvira Lindo, “los columnistas somos producto, mayormente, del fracaso escolar”. Hoy he estado ojeando los libros con que mi sobrino afronta el nuevo curso de la ESO y entre ellos el deslumbrante ejemplar de “Razonamiento lógico básico”. Si les obligaran a estudiar este manual durante los próximos diez años, los problemas de España se solucionarían en una o dos generaciones. Pero ya vendrá alguien a pedir que se prohíba.
¿Imaginan? “Razonamiento lógico básico”. Un ejemplar en cada escaño del Parlament. Y un librito con sudokus.
Por último, y volviendo al tema del eclipse, resulta que ya no se puede levantar la vista al cielo ni con gafas de soldador. Toda la infancia viendo eclipses con cristales ahumados, negativos viejos y hasta con latas oxidadas y ahora ya no sirve ni una mísera radiografía. Es lo que dice mi cuñado; cómo serán las radiografías que ya no valen ni para mirar al sol. Sobre todo si son de la Seguridad Social.