Más allá de las oraciones durante los tiros libres, Karl Malone era un auténtico bestiajo dentro de la cancha. La fama de marrullero, bien ganada a base de romper dientes, cabezas y huesos de los contrarios, le valió el sobrenombre de “el cartero”, por la leña que llegaba a “repartir”.
Fuera del campo Malone era amante de las motos Harley, del partido republicano y de la Asociación Nacional del Rifle. Participó activamente en alguna campaña a favor de las armas de fuego y es posible verle por ahí posando junto al osito Yaki.
Pero su momento cumbre le llegó como luchador de Wrestling americano. Una pelea mítica con Diamond Dallas como compañero, contra los mismísimos Hulk Hogan y Dennis Rodman. En ella, el gallito de Malone, que consiguió hacer alguna que otra llave, recibió finalmente su merecido.
Solo tuvo que esperar unos meses, a estar de nuevo en la cancha (su lugar favorito para el boxeo), para desquitarse, avasallar , hostiar y patear al pobre Denis Rodman.
Fuera del campo Malone era amante de las motos Harley, del partido republicano y de la Asociación Nacional del Rifle. Participó activamente en alguna campaña a favor de las armas de fuego y es posible verle por ahí posando junto al osito Yaki.
Pero su momento cumbre le llegó como luchador de Wrestling americano. Una pelea mítica con Diamond Dallas como compañero, contra los mismísimos Hulk Hogan y Dennis Rodman. En ella, el gallito de Malone, que consiguió hacer alguna que otra llave, recibió finalmente su merecido.
Solo tuvo que esperar unos meses, a estar de nuevo en la cancha (su lugar favorito para el boxeo), para desquitarse, avasallar , hostiar y patear al pobre Denis Rodman.