“Sabía dónde había caído la cerilla. Unos pasos más y la recogí. Allí estaba en la palma de mi mano. Una cerilla extraordinaria. (…) La besé.
- Cerilla – dije –, te amo. Te llamarás Henrietta. Te amo con toda mi alma.
Me la metí en la boca y empecé a masticarla. El carbón estaba exquisito, sabía a pino agridulce, crujiente y suculento. Delicioso, cautivador. La mismísima cerilla que ella había tenido en los dedos. Henrietta. La mejor cerilla que he comido en mi vida, señora. Permítame felicitarla.”
- Cerilla – dije –, te amo. Te llamarás Henrietta. Te amo con toda mi alma.
Me la metí en la boca y empecé a masticarla. El carbón estaba exquisito, sabía a pino agridulce, crujiente y suculento. Delicioso, cautivador. La mismísima cerilla que ella había tenido en los dedos. Henrietta. La mejor cerilla que he comido en mi vida, señora. Permítame felicitarla.”
"Camino de Los Ángeles" - John Fante