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En la primavera de 1994, la radio de las Mil Colinas difundió la consigna y unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados brutalmente y descuartizados con machetes por extremistas hutus.
"Las tumbas están sólo a medio llenar" – repetía la radio de las Mil Colinas mientras los hutus ejecutaban su planificada cacería. Estaban provistos con más de medio millón de machetes comprados unas semanas antes a China. Los asesinos se citaban cada mañana en el campo de fútbol de Nyamata para afilar sus herramientas con piedras e iniciar el rastreo.
La radio de las Mil Colinas ofrecía detalles de aquellos que debían ser acosados y asesinados: descripciones individuales y números de matrícula. Durante sus emisiones, la RTLM alentó el corte de carreteras “y felicitaba a los perpetradores de las masacres de los tutsis que tenían lugar en estos bloqueos".
“La emisora estaba en todos los controles y había miles”- aseguró un investigador de la policía – “Mucha gente nos dijo que mataban porque la radio se lo pedía”.
“Los tutsis no merecen vivir, – repetía la voz del locutor– hay que matarlos. Incluso a las mujeres preñadas hay que cortarlas en pedazos y abrirles el vientre para arrancarles el bebé”.
En el año 2003, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda procesó a los responsables de la emisora y les condenó a cadena perpetua por genocidio e incitación pública a cometerlo.
"No respetaron la responsabilidad que conlleva la libertad de expresión - dijo la juez - y envenenaron las mentes de sus oyentes". Los medios "prepararon el terreno para el genocidio" – dijo. Y recordó que la radio era "el medio de comunicación que llegaba a más gente en Ruanda".