En agosto de 1993 la emisora ruandesa RTML (Radio Televisión Libre de las Mil Colinas) difundía de manera divertida sus mensajes políticos contra los tutsis. Los insultos eran tan descabellados que los propios tutsis preferían escuchar la RTLM en vez de su propia estación de radio.
En la primavera de 1994, la radio de las Mil Colinas difundió la consigna y unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados brutalmente y descuartizados con machetes por extremistas hutus.
"Las tumbas están sólo a medio llenar" – repetía la radio de las Mil Colinas mientras los hutus ejecutaban su planificada cacería. Estaban provistos con más de medio millón de machetes comprados unas semanas antes a China. Los asesinos se citaban cada mañana en el campo de fútbol de Nyamata para afilar sus herramientas con piedras e iniciar el rastreo.
La radio de las Mil Colinas ofrecía detalles de aquellos que debían ser acosados y asesinados: descripciones individuales y números de matrícula. Durante sus emisiones, la RTLM alentó el corte de carreteras “y felicitaba a los perpetradores de las masacres de los tutsis que tenían lugar en estos bloqueos".
“La emisora estaba en todos los controles y había miles”- aseguró un investigador de la policía – “Mucha gente nos dijo que mataban porque la radio se lo pedía”.
“Los tutsis no merecen vivir, – repetía la voz del locutor– hay que matarlos. Incluso a las mujeres preñadas hay que cortarlas en pedazos y abrirles el vientre para arrancarles el bebé”.
En el año 2003, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda procesó a los responsables de la emisora y les condenó a cadena perpetua por genocidio e incitación pública a cometerlo.
"No respetaron la responsabilidad que conlleva la libertad de expresión - dijo la juez - y envenenaron las mentes de sus oyentes". Los medios "prepararon el terreno para el genocidio" – dijo. Y recordó que la radio era "el medio de comunicación que llegaba a más gente en Ruanda".
En la primavera de 1994, la radio de las Mil Colinas difundió la consigna y unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados brutalmente y descuartizados con machetes por extremistas hutus.
"Las tumbas están sólo a medio llenar" – repetía la radio de las Mil Colinas mientras los hutus ejecutaban su planificada cacería. Estaban provistos con más de medio millón de machetes comprados unas semanas antes a China. Los asesinos se citaban cada mañana en el campo de fútbol de Nyamata para afilar sus herramientas con piedras e iniciar el rastreo.
La radio de las Mil Colinas ofrecía detalles de aquellos que debían ser acosados y asesinados: descripciones individuales y números de matrícula. Durante sus emisiones, la RTLM alentó el corte de carreteras “y felicitaba a los perpetradores de las masacres de los tutsis que tenían lugar en estos bloqueos".
“La emisora estaba en todos los controles y había miles”- aseguró un investigador de la policía – “Mucha gente nos dijo que mataban porque la radio se lo pedía”.
“Los tutsis no merecen vivir, – repetía la voz del locutor– hay que matarlos. Incluso a las mujeres preñadas hay que cortarlas en pedazos y abrirles el vientre para arrancarles el bebé”.
En el año 2003, el Tribunal Penal Internacional para Ruanda procesó a los responsables de la emisora y les condenó a cadena perpetua por genocidio e incitación pública a cometerlo.
"No respetaron la responsabilidad que conlleva la libertad de expresión - dijo la juez - y envenenaron las mentes de sus oyentes". Los medios "prepararon el terreno para el genocidio" – dijo. Y recordó que la radio era "el medio de comunicación que llegaba a más gente en Ruanda".