"En 1945, en Okinawa, isla del sur de Japón, ocurrió, ¿qué? No encuentro las palabras para describir aquello.
Fue justo después de la capitulación. Los habitantes de Okinawa sabían que la guerra estaba perdida y que los americanos, que ya habían desembarcado en su isla, iban a avanzar sobre su territorio entero. También sabían que la nueva consigna era no luchar.
Allí se acababa su información. Poco antes, sus jefes les habían dicho que los americanos los matarían a todos: los insulares se habían quedado con esa convicción. Y cuando los soldados blancos empezaron a avanzar, la población empezó a retroceder. Y fueron retrocediendo a medida que el enemigo victorioso iba ganando terreno. Y llegaron al extremo de la isla, que terminaba en un alto y abrupto acantilado dominando el mar. Y como estaban convencidos de que iban a matarles, la inmensa mayoría de ellos se lanzó hacia la muerte desde lo alto del promontorio.
El acantilado era muy elevado y, debajo, la orilla estaba erizada de afilados arrecifes. Ninguno de los que se precipitó al vació sobrevivió. Cuando los americanos llegaron, se quedaron horrorizados ante lo que vieron."
Fue justo después de la capitulación. Los habitantes de Okinawa sabían que la guerra estaba perdida y que los americanos, que ya habían desembarcado en su isla, iban a avanzar sobre su territorio entero. También sabían que la nueva consigna era no luchar.
Allí se acababa su información. Poco antes, sus jefes les habían dicho que los americanos los matarían a todos: los insulares se habían quedado con esa convicción. Y cuando los soldados blancos empezaron a avanzar, la población empezó a retroceder. Y fueron retrocediendo a medida que el enemigo victorioso iba ganando terreno. Y llegaron al extremo de la isla, que terminaba en un alto y abrupto acantilado dominando el mar. Y como estaban convencidos de que iban a matarles, la inmensa mayoría de ellos se lanzó hacia la muerte desde lo alto del promontorio.
El acantilado era muy elevado y, debajo, la orilla estaba erizada de afilados arrecifes. Ninguno de los que se precipitó al vació sobrevivió. Cuando los americanos llegaron, se quedaron horrorizados ante lo que vieron."
Metafísica de los tubos, Amélie Nothomb