En algún lugar bajo los Alpes Centrales, a varios kilómetros de profundidad, Sissi avanza lentamente al encuentro de Heidi. Ambas señoritas trabajan sigilosamente en la oscuridad, bajo miles de toneladas de roca, para completar los 57 kilómetros del que será el mayor túnel ferroviario del planeta.
Sissi y Heidi son los nombres con que los ingenieros han bautizado a las dos gigantescas tuneladoras que se abren paso desde hace tres años bajo el macizo alpino. En su avance, una media de 30 metros al día, emplean la fuerza de sus 5.000 caballos de potencia y sacan al exterior decenas de toneladas de escombro. Se calcula que cuando acaben habrán extraído más de 13 millones de metros cúbicos de piedra: el equivalente a cinco pirámides de Keops.El túnel de la base del San Gotardo atraviesa los Alpes de parte a parte y costará unos 4.600 millones de euros. En su día unirá la localidad de Bodio y Erstfeld, reduciendo en más de una hora el trayecto entre Zúrich a Milán
Pero sus 57 kilómetros de trazado no están exentos de riesgos. Los geólogos han observado que la presencia de los numerosos túneles de los Alpes suizos está afectando a las montañas. De momento, según las últimas mediciones efectuadas, la cordillera que se levanta sobre el túnel de carretera ha encogido 12 centímetros con el paso de los años. Los expertos lo achacan a la filtración hacia el túnel del “agua acumulada en las grietas”.
Por este motivo, algunos científicos ya han advertido de una posible amenaza: el túnel pasa por debajo de tres de los mayores pantanos del país, que podrían filtrar sus aguas hasta provocar un hundimiento. En tal caso, la Oficina Federal Hidrológica ha preparado un plan para evacuar toda el agua embalsada antes de que se produjese la desgracia. Una de esas medidas que dejan al ciudadano mucho más tranquilo.
Más: 1, 2 y 3