El poeta español Fernando Beltrán “decidió, hace 14 años, crear una empresa dedicada exclusivamente a la creación de nombres. Sus amigos le dijeron que si estaba loco, que se iba a morir de hambre, que para eso, mejor dedicarse en exclusiva a la poesía...” Hoy en día el negocio de "El nombre de las cosas" marcha viento en popa, ha creado nombres como Amena, Opencor o Faunia, y ha dado ideas como bautizar el centro cultural La Casa Encendida, sacado de un verso de Luis Rosales. Beltrán está convencido de que la poesía es una herramienta utilísima: "Claro, un poeta busca decir lo máximo con las menos palabras posibles. Hay que hacer un esfuerzo de síntesis. Y crear imágenes. Trabajo igual los versos que los nombres: apuntando las ideas en cuadernos y en libretas, en la oficina o en la calle, mientras paseo".
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