Año tras año, en las lejanas llanuras de Kazajstán, jinetes mongoles llegados de todas partes del país acuden a su cita en Taldykorgan, donde tiene lugar una ancestral competición de caza.
Durante dos días, los Berkutchi, o señores de las águilas, compiten con sus mejores animales, se suben a lo alto de una loma y sueltan al ave en cuanto divisan una presa.
El águila cae sobre el zorro como una maldición de Dios, una sombra en la tierra, una fugaz visión.
Los nómadas utilizan la piel de estos zorros incautos para fabricar sus sombreros.
La caza con águilas es una tradición centenaria de los nómadas mongoles, se dice que Genghis Khan tuvo alrededor de mil ejemplares bien adiestrados, y que largas extensiones del Imperio estaban marcadas con piedras para advertir de que allí solo podían cazar sus aves.
Algunas águilas son tan poderosas que pueden matar a un lobo, aunque como advierte el dicho lugareño, es mejor no hacer el tonto “si quieres que tu águila viva por diez años”.
Durante dos días, los Berkutchi, o señores de las águilas, compiten con sus mejores animales, se suben a lo alto de una loma y sueltan al ave en cuanto divisan una presa.
El águila cae sobre el zorro como una maldición de Dios, una sombra en la tierra, una fugaz visión.
Los nómadas utilizan la piel de estos zorros incautos para fabricar sus sombreros.
La caza con águilas es una tradición centenaria de los nómadas mongoles, se dice que Genghis Khan tuvo alrededor de mil ejemplares bien adiestrados, y que largas extensiones del Imperio estaban marcadas con piedras para advertir de que allí solo podían cazar sus aves.
Algunas águilas son tan poderosas que pueden matar a un lobo, aunque como advierte el dicho lugareño, es mejor no hacer el tonto “si quieres que tu águila viva por diez años”.
Los incrédulos disfrutarán de este vídeo (ver hasta el final)