Todos los días, desde hace 30 años, Fiona Middleton se levanta temprano, se coloca frente a la costa y ofrece un concierto para focas. Fiona llegó a la remota isla de Islay (Escocia) en el año 1976, y decidió construirse una casa.
Una mañana se puso a tocar el violín en los acantilados por el mero gusto de tocar, y observó que surgían decenas de pequeñas cabezas por todas partes. Desde entonces su éxito no ha cesado.
Algunos testigos de sus conciertos los describen así: “primero asoma alguna cabeza oscura - explica John F. Robins, de la Fundación ‘Save Our Seals’ – Después otra, y otra, y otra. En 10 minutos hay al menos 25 focas escuchando la música".
Fiona Middleton es conocida en la isla como “Fiona of the seals”, que viene a ser algo así como 'Tarzán de los monos' pero con focas. Las notas de su violín tienen un efecto mágico sobre estos animales; se diría que quedan hipnotizados como las ratas de Hammelin. Sin embargo, al contrario que el flautista, la única preocupación de Fiona ha sido siempre cuidar de estas focas melómanas, que hasta hace muy poco eran aniquiladas por los pescadores.
Una mañana se puso a tocar el violín en los acantilados por el mero gusto de tocar, y observó que surgían decenas de pequeñas cabezas por todas partes. Desde entonces su éxito no ha cesado.
Algunos testigos de sus conciertos los describen así: “primero asoma alguna cabeza oscura - explica John F. Robins, de la Fundación ‘Save Our Seals’ – Después otra, y otra, y otra. En 10 minutos hay al menos 25 focas escuchando la música".
Fiona Middleton es conocida en la isla como “Fiona of the seals”, que viene a ser algo así como 'Tarzán de los monos' pero con focas. Las notas de su violín tienen un efecto mágico sobre estos animales; se diría que quedan hipnotizados como las ratas de Hammelin. Sin embargo, al contrario que el flautista, la única preocupación de Fiona ha sido siempre cuidar de estas focas melómanas, que hasta hace muy poco eran aniquiladas por los pescadores.