A 400 kilómetros de altura, un fragmento de basura estelar de apenas un milímetro de grosor puede atravesar el traje de un astronauta y causarle la muerte al instante. El impacto de uno de estos diminutos fragmentos equivale al de una bala a 28.000 km/h y empieza a ser un riesgo creciente en los paseos espaciales.
Sin ir más lejos, el pasado 16 de septiembre, mientras realizaban su primera excursión a la Estación Espacial Internacional, los astronautas del trasbordador "Atlantis" perdieron una tuerca, un muelle y una arandela. Los tres pequeños objetos se alejaron flotando en el vacío sin que nadie pudiera hacer nada por recuperarlos.
De las 2.000 toneladas de chatarra espacial que flotan hoy día alrededor la Tierra, hay unas 10.000 piezas cuyo tamaño (superior a 10 cm. en la órbita LEO y a un metro en la órbita GEO), permite a las agencias mantener un seguimiento exacto de la situación. El 99% de basura restante lo componen varios millones de minúsculos objetos que flotan a la deriva y sin ningún tipo de control.
Cuando dos pedazos de chatarra espacial chocan en órbita, ya sea entre sí o contra un satélite, se generan miles de pequeños fragmentos cuyo efecto puede resultar letal: en el vacío, el impacto de un objeto del tamaño de una moneda equivale al de un autobús lanzado a toda velocidad.
En enero de 1990, el módulo experimental LDEF (Long Duration Exposure Facility) regresó a la Tierra después de haber permanecido en órbita durante casi 6 años. Sobre su superficie, los científicos de la NASA contabilizaron y catalogaron más de 30.000 impactos, de los cuales 5.000 tenían un diámetro superior a 0,5 milímetros. El catálogo de impactos sobre el casco de la LDEF es sencillamente estremecedor.
El LDEF era una especie de satélite de bajo coste, un armatoste cilíndrico rodeado de paneles de distintos materiales con el fin de observar su resistencia en órbita durante largos períodos de exposición. Gracias a los impactos recibidos por el LDEF en distintos tipos de superficie, se está avanzando en el desarrollo de nuevos sistemas de protección.
Curiosamente, mientras termino este artículo, me entero de que la Atlantis ha tenido que retrasar su aterrizaje para estudiar la presencia de un objeto bajo la nave. Según la crónica, los ingenieros han encontrado un "objeto no identificado" que da vueltas alrededor de la Tierra en la misma órbita que el transbordador. Por el momento, los expertos no han podido determinar su tamaño. Me juego lo que sea a que, como en aquel cuento de Lem, se trata del destornillador.
Sin ir más lejos, el pasado 16 de septiembre, mientras realizaban su primera excursión a la Estación Espacial Internacional, los astronautas del trasbordador "Atlantis" perdieron una tuerca, un muelle y una arandela. Los tres pequeños objetos se alejaron flotando en el vacío sin que nadie pudiera hacer nada por recuperarlos.
De las 2.000 toneladas de chatarra espacial que flotan hoy día alrededor la Tierra, hay unas 10.000 piezas cuyo tamaño (superior a 10 cm. en la órbita LEO y a un metro en la órbita GEO), permite a las agencias mantener un seguimiento exacto de la situación. El 99% de basura restante lo componen varios millones de minúsculos objetos que flotan a la deriva y sin ningún tipo de control.
Cuando dos pedazos de chatarra espacial chocan en órbita, ya sea entre sí o contra un satélite, se generan miles de pequeños fragmentos cuyo efecto puede resultar letal: en el vacío, el impacto de un objeto del tamaño de una moneda equivale al de un autobús lanzado a toda velocidad.
En enero de 1990, el módulo experimental LDEF (Long Duration Exposure Facility) regresó a la Tierra después de haber permanecido en órbita durante casi 6 años. Sobre su superficie, los científicos de la NASA contabilizaron y catalogaron más de 30.000 impactos, de los cuales 5.000 tenían un diámetro superior a 0,5 milímetros. El catálogo de impactos sobre el casco de la LDEF es sencillamente estremecedor.
El LDEF era una especie de satélite de bajo coste, un armatoste cilíndrico rodeado de paneles de distintos materiales con el fin de observar su resistencia en órbita durante largos períodos de exposición. Gracias a los impactos recibidos por el LDEF en distintos tipos de superficie, se está avanzando en el desarrollo de nuevos sistemas de protección.
Curiosamente, mientras termino este artículo, me entero de que la Atlantis ha tenido que retrasar su aterrizaje para estudiar la presencia de un objeto bajo la nave. Según la crónica, los ingenieros han encontrado un "objeto no identificado" que da vueltas alrededor de la Tierra en la misma órbita que el transbordador. Por el momento, los expertos no han podido determinar su tamaño. Me juego lo que sea a que, como en aquel cuento de Lem, se trata del destornillador.
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