Road trains: monstruos en la carretera

30 octubre 2006

Si uno viaja por las carreteras del interior de Australia es posible que se tope con una de estas señales y piense que se trata de una broma.

Sin embargo, si se cruza con uno de estos cacharros en plena carretera, lo más seguro es que se le borre la sonrisa de la cara (pincha vídeo):

Los road trains (trenes de carretera) son auténticos monstruos sobre ruedas. En ocasiones, un solo camión puede transportar hasta doce remolques de carga. Este tipo de camiones solo circulan por ciertas carreteras del interior de Australia, donde las largas rectas lo convierten en un método muy eficiente para transportar grandes cargas. Los conductores deben ser especialmente precavidos a la hora de adelantar a estos gigantes y a veces tienen que esperar durante varios kilómetros. (Seguir leyendo)

Los road trains se utilizan para transportar todo tipo de mercancías, pero lo más frecuente es el transporte de ganado y combustibles. Su bajo coste ha jugado un papel importante en el desarrollo de las regiones remotas por donde transitan.

El récord se estableció en 2003, cuando un solo camión arrastró hasta 87 remolques con una longitud total de 1,2 kilómetros.

Aquí tenéis un par de vídeos en el que podéis ver un tren de carretera trazando una curva, y otro cruzando el desierto. También os dejo unas cuantas fotografías de estos monstruos, que descubrí gracias a la ayuda inestimable de Marc. Podéis hacer vuestras sugerencias en antipisto@hotmail.com. Gracias Marc!











"More doctors smoke Camels"

27 octubre 2006


“La mayoría de los médicos prefiere fumar Camel”. La campaña, lanzada a mediados de los años 40 por la compañía de RJ Reynolds, aseguraba que “decenas de miles de doctores” de todo el país preferían fumar Camel antes que cualquier otro cigarrillo.

Desde los años 20 hasta bien entrados los 50, las compañías tabaqueras utilizaron la imagen de médicos y profesionales sanitarios sin ningún empacho. En numerosos carteles y anuncios de publicidad aparecían doctores y enfermeras dándole al fumeque y recomendando las excelencias de determinada marca. “Cuida tu salud, fuma Chesterfield”, ‘L&M, justo lo que el médico te mandó”. He aquí una curiosa recopilación: (Seguir leyendo)


“20.679 doctores aseguran que los Luckies son menos irritantes” – decía a mediados de los 50 una campaña de Lucky Strike – “La protección para tu garganta contra la irritación y la tos”. Numerosos anuncios reclamaban las bondades del tabaco a la hora de hacer la digestión, aclarar la garganta o combatir el estrés. En otros, como en la campaña de cigarrillos Fátima a finales de los 40, era una enfermera la que hacía su recomendación.

La figura del médico era utilizada junto a la de deportistas o artistas de cine. “Veinticuatro horas al día tu medico permanece al pie del cañón… – decía un anuncio de 1946 – un par de cabezadas de sueño, unas cuantas caladas al cigarro… ¡y ya está listo para seguir su trabajo!”.


En 1949, el “Journal of the American Medical Association” llegó al extremo de publicar supuestos estudios científicos que demostraban que los cigarrillos de Phillip Morris eran menos irritantes y sugería a los médicos que los recomendaran a sus pacientes. Solo unos años después, una campaña de Marlboro mostraba a una serie de bebés animando a fumar a sus madres. “Antes de regañarme, mamá – decía el mensaje sobre la imagen de un temeroso bebé – sería mejor que te encendieras un Marlboro”. “Sí – añadía el lema de la campaña – no necesitas malos humos, ése es el milagro de Marlboro”.

Más allá de la figura del doctor, la publicidad sobre tabaco llegó a los personajes más conocidos de televisión. En 1961 una campaña mostraba a Pedro y Pablo Picapiedra echándose un Winston mientras sus esposas atendían a las labores del hogar. Junto a ello os dejo otros dos curiosos anuncios de la época y un cartel con invitado muy especial.








Más info: 1, 2, 3 / Via: Menéame

El zoo solidario

26 octubre 2006

"La iniciativa más audaz de U2 se desarrolló durante la gira de Zoo TV: conectaban vía satélite con el Sarajevo sitiado y la música se interrumpía para que sus habitantes pidieran ayuda. Esa intrusión de la realidad resultaba demasiado brutal. El baterista del grupo llegó a argumentar que era factible pensar que estaban aprovechándose de una tragedia. A McGuiness, el manager, todavía le duele el show en el estadio de Wembley: “Cuando tres mujeres aparecieron en la pantalla y dijeron: ‘No sabemos lo que estamos haciendo aquí. Vosotros os lo estáis pasando bien. Nosotros no. ¿Qué vais a hacer por nosotros?’. Bono intentó responder, pero ellas siguieron: ‘Sabemos que no vais a hacer nada. Vais a volver a vuestro concierto de rock. Vais a olvidar incluso que existimos. Y todos nosotros vamos a morir’. Eso pasó justo a la mitad del concierto. Y el concierto, en realidad, no se recuperó”. "U2 en directo", Diego A. Manrique (El País Semanal)

Donald y los nazis

25 octubre 2006

Más propaganda americana durante la IIGM: “Der Fuehrer’s Face”, un corto de 1943 en el que el Pato Donald hace de nazi y ridiculiza al régimen del Führer. Uno de vuestros comentarios anónimos me ha llevado hasta este interesante video colgado hace unos días por el Blog sin nombre. Espero que os guste.

Superman contra las SS

24 octubre 2006

Superman captura a Hitler y Stalin

El 27 de febrero de 1940, en plena II Guerra Mundial, la revista 'Look' publica una historieta especial de Superman titulada “Cómo terminaría Superman la guerra” (“How Superman would end the war”) en la que el superhéroe acaba capturando a Hitler y a Stalin y entregándolos para que sean juzgados en la Sociedad de Naciones. Unas semanas después, y aunque parezca mentira, las mismísimas SS se dan por aludidas y publican un insultante artículo contra Superman y contra su creador, Jerry Siegel, al que tildan de judío “intelectual y físicamente circuncidado”. Ésta es la historia:

La primera viñeta del cómic para la revista 'Look' –diseñado por Siegel y Joe Shuster – presenta a Superman corriendo hacia las líneas alemanas y destrozando cuanto encuentra su paso. Unas cuantas viñetas más adelante, se introduce en un búnker, agarra a Hitler por el cuello y se lo lleva volando por los aires en dirección a Moscú. “Joe, te presento a Adolf” – dice Superman ante un patidifuso Stalin. Un momento después, y sin tiempo para más presentaciones, Superman agarra a los dos dictadores de la pechera y se los lleva volando en dirección a Ginebra, hacia la sede de la Sociedad de Naciones. (Seguir leyendo)

La imagen de Superman entrando en la gran sala con Hitler y Stalin bajo el brazo provoca aún cierta dosis de emoción. “Señores, – dice Superman – aquí les traigo a los dos canallas responsables de los males de Europa ¿Cuál es su veredicto?”. Y la comunidad internacional no duda en condenar a ambos dictadores por sus crímenes contra la Humanidad.

Más allá de la naturaleza propagandística de la historieta (aunque a aquellas alturas EEUU aún no había entrado en la guerra), lo que más llama la atención es que la respuesta que el régimen nazi daría unas semanas después a través de una de las revistas oficiales de las SS.

El 25 de abril de 1940, el “Schwarze Korps”, revista semanal de las SS, publica un artículo titulado “¡Siegel ataca!”, en el que califican al autor del cómic de judío “intelectualmente circuncidado”, creador de un personaje “de apariencia inexpresiva, con un bañador rojo y la habilidad de desplazarse volando por el éter”. Además de tachar a Siegel de ‘pesetero’ y “saduceo”, los autores del artículo se divierten cachondeándose abiertamente de Superman, un “musculitos” de “poses bastante raras”, que se entretiene “desviando cañonazos como si fueran Spaghetti”.

Respecto a su triunfal entrada en la Sociedad de Naciones, los autores del artículo critican que Superman se salte las más elementales normas de protocolo de una institución, que “seguramente prohíba la participación de personas en traje de baño en sus deliberaciones” “Pero Superman ignora esto, – prosigue el artículo – igual que ignora las más sencillas leyes de la física, la lógica y la vida en general”

Para terminar, el artículo de las SS lanza un último desprecio al trabajo de Siegel. “Trabaja en la oscuridad – dice – de una manera incomprensible. Él grita “¡Fuerza!” ¡Coraje! ¡Justicia!, a las anhelantes y nobles generaciones de niños americanos, pero en lugar de enseñarles sanas virtudes, inculca el odio y la maldad en sus corazones”. “Jerry Siegel apesta” – concluye el artículo – ¡Pobres jóvenes americanos, que deben vivir en un ambiente envenenado sin siquiera ser conscientes del veneno que les ofrecen cada día!”.

Más: 1, 2 y 3

Después de esta historia, comprenéréis que crezca mi simpatía hacia el bueno de Superman. Aquí os dejo algunas de las mejores portadas de aquellos años, en las que tuvo que combatir tan duramente contra las hordas nazis y japonesas. Espero que las disfrutéis. Todas están sacadas de Superdickery, una imprescindible recopilación de cómics.










El influjo de la almorrana

23 octubre 2006

"En el invierno de 1866, mientras escribe Crimen y Castigo, a Fiodor Mijáilovich Dostoievski le salen unas almorranas del tamaño de una castaña. “Desde hace un mes, —le escribe al barón Aleksandr Yegorovich Wrangel en una carta del 18 de febrero— me atormentan las hemorroides. Usted, probablemente, no tiene la menor idea de esa enfermedad ni de lo que son sus ataques”.

Podéis seguir leyendo en la Guía para Perplejos, nueva colaboración de un servidor con Libro de Notas.

Por cierto, este año tampoco nos darán un Premio Bobs, pero los amigos de SocieDADAnónima nos dedican un pequeño homenaje. Gracias!

Skycranes: las grúas del cielo

22 octubre 2006

El Sikorsky S-64 es el único helicóptero del mundo capaz de levantarlo todo. Desde aviones hasta tanques, pasando por barcos y casas prefabricadas. La imagen superior, tomada el 21 de mayo de 1969, nos muestra un S-64 trasladando un avión Caribou-392 estrellado en Bang Muang Ngan (Laos) hasta la base tailandesa de Udorn, centenares de kilómetros al sur.

Los skycranes (helicópteros-grúa) fueron desarrollados por la compañía Sikorsky a finales de 1958. Su capacidad para levantar más de 20 toneladas de peso les convirtió en una herramienta imprescindible tanto en el campo militar como materia de ingeniería civil. (Seguir leyendo)

Los S-64 fueron utilizados por primera vez a gran escala por las tropas americanas en Vietnam. La 1ª División de Caballería los utilizó en operaciones en las que la carga resultaba demasiado pesada incluso para el gigantesco CH-47 Chinook.







El S-64 está equipado con una estructura ligera y diáfana, que permite al piloto controlar cada una de las maniobras de carga y descarga. Hoy en día se sigue utilizando en materia de extinción de incendios o en la colocación de grandes torres eléctricas. También se utiliza para descargar contenedores en situaciones complicadas, cuando un barco se encuentra lejos de puerto.




Más: 1, 2, 3, 4, 5 y 6

Ventanas del cuerpo

18 octubre 2006

La fístula gástrica es una especie de ventana al interior del cuerpo. El sistema se aplica habitualmente en vacas y consiste en abrir un agujero en el costado del animal para poder acceder de manera permanente a su estómago. El método es empleado por los veterinarios con el fin de observar la digestión de los rumiantes o experimentar con nuevos piensos.

Una vez instalada la fístula, basta introducir la mano en el estómago de la vaca para sacar una muestra del alimento que está digiriendo. El animal, mientras tanto, no parece enterarse de nada. Para evitar que se salgan los jugos gástricos, la fístula está provista de un tapón de plástico que le permite hacer vida "normal". El sistema produce un efecto inquietante: la vaca se convierte en una especie de animal biónico a cuyo interior se puede acceder como si se tratara de un depósito de combustible.

Sin embargo, por extraño que parezca, la primera vez que se aplicó una fístula gástrica no fue en el cuerpo de una vaca sino en el de un ser humano; el de un pobre campesino canadiense llamado Alexis Saint Martin. Ésta es su historia:

En la mañana del 6 de junio de 1822, el joven Alexis Saint Martin se encontraba cerca del lago Hurón, en Michigan, cuando recibió un terrible disparo en el costado. Por lo visto, un cazador le había confundido con un pato. Los acompañantes le trasladaron inmediatamente al fuerte de la isla de Makignac, donde un médico del Ejército, el entonces desconocido Doctor William Beaumont, le atendió y limpió sus heridas. El plomo había atravesado las costillas, los pulmones y el estómago. En una primera observación el doctor no dio a Saint Martin más de 36 horas de vida. “El diafragma está dañado – escribió en sus apuntes – hay una perforación que accede directamente al estómago; cuando llegué, se le estaba saliendo el desayuno”. (Seguir leyendo)

Sin embargo, para sorpresa de todos, Saint Martin sobrevivió. Durante más de 17 días toda la comida que ingirió fue introducida por el doctor directamente en el estómago a través de la herida. Por primera vez un médico había conseguido instalar una fístula permanente en el cuerpo del paciente que le permitía acceder al interior de su cuerpo. “Este caso representa una oportunidad única para experimentar con los fluidos gástricos – escribió Beaumont en un momento de entusiasmo – No solo se pueden extraer fluidos cada dos o tres días sino que también se pueden introducir diferentes alimentos para observar su reacción”.

Durante los siguientes meses el doctor se planteó una y otra vez la posibilidad de realizar una nueva operación para cerrar la herida de forma definitiva y dar por curado a Saint Martin. Pero lo cierto es que nunca la cerró. Durante más de 20 años, William Beamont buscó diferentes excusas para mantener abierto aquel agujero que le permitía acceder a los secretos de la digestión y se las ingenió para mantener a Saint Martin junto a él. Año tras año, el doctor buscó la manera de mantener aquella extraña relación: contrató a Saint Martin para que realizara los trabajos de su casa y hasta le “consiguió” un contrato en el Ejército que le permitía tenerle a su disposición.

En los días en que trabajaba en la granja de los Beaumont, el doctor realizó todo tipo de experimentos con Saint Martin. Después de la jornada de trabajo, el médico introducía alimentos a través del agujero que después recuperaba tirando de una cuerda. Lo hacía en diferentes intervalos de tiempo para comprobar qué cantidad había sido digerida por el estómago. Con los jugos gástricos que le extraía, realizaba experimentos paralelos en frascos de cristal.

Entre sus muchos descubrimientos, Beaumont anotó que los jugos debían estar calientes a la hora de digerir la comida, que la leche se coagulaba antes de la digestión o que las verduras eran más costosas de digerir. Incluso realizó experimentos para comprobar la influencia del estado de ánimo durante el proceso; comprobó que cuando Alexis estaba de mal humor la digestión era mucho peor.

En 1833 el doctor William Beaumont publicó su libro “Experimentos y observaciones de los jugos gástricos y la Fisiología de la Digestión” que le lanzaría a la posteridad. En el libro describía 240 experimentos con el mismo sujeto y demostraba, después de años de discusión científica, que la digestión era un proceso de carácter químico. Después de todo aquel tiempo, el doctor había alcanzado el éxito y el reconocimiento, mientras que su incauto paciente seguía en la pobreza y víctima de una extraña herida sin curación.

Cuando murió, muchos años más tarde que el doctor, la familia tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para evitar que otros médicos siguieran experimentando con Saint Martin. Además de negarse a la autopsia o a ceder su cuerpo a la investigación, los familiares dejaron el cadáver en casa durante tres días para que entrara en avanzado estado de descomposición. La mañana del 24 de junio de 1880 lo enterraron a gran profundidad y en una tumba sin identificar, para evitar que otros científicos en busca de la gloria lo pudieran desenterrar.

Más: 1, 2, 3, 4 y 5

El control de la mente

16 octubre 2006

En el verano de 1963, el profesor Rodríguez Delgado se coloca por primera vez en su vida delante de un toro, lo cita una y otra vez con el capote y cuando está a punto de embestirle consigue hacer que se detenga. El secreto, más allá del temple del torero, está en el mando a distancia que sostiene entre sus manos: el profesor ha instalado un radiotransmisor en el cerebro del novillo que le permite controlar sus movimientos.

Ver vídeoEl experimento tuvo lugar en una pequeña plaza de toros de Córdoba frente a una escasa docena de testigos. Las imágenes producen una sensación de sorpresa y desasosiego. En ellas vemos al animal a punto de llevarse por delante al científico, siguiendo el instinto que le ha impulsado durante siglos. Sin embargo, en el último instante, una fuerza misteriosa se lo impide.

La historia fue publicada en la portada de The New York Times bajo el titular “Matador consigue detener al toro con radiotransmisor”. Según el periódico, se trataba de la más espectacular demostración de las posibilidades de control de la mente con estímulos externos. En la misma edición se explicaba que aquella no era la primera experiencia del profesor en este campo. Durante más de 15 años, el doctor José Manuel Rodríguez Delgado, nacido en Málaga y catedrático de la Universidad de Yale, había llevado a cabo experimentos similares con monos y gatos, haciendo de ellos auténticos juguetes teledirigidos. Y lo que resulta más inquietante: en aquellos mismos años había realizado los primeros implantes cerebrales en humanos. (Seguir leyendo)

Inexplicablemente, los trabajos del profesor Rodríguez Delgado permanecen en nuestros días en el olvido. Sus escalofriantes técnicas para manipular los impulsos cerebrales, precedentes de los actuales implantes para tratar el Parkinson o la epilepsia, han quedado olvidadas en algún recóndito archivo.

José Manuel Rodríguez Delgado nació en Ronda (Málaga) en el año 1915. En 1930 recibió una beca en la Universidad de Madrid, pero sus estudios se vieron interrumpidos por la Guerra Civil, durante la cual combatió como médico en el bando republicano. Al terminar la guerra, después de pasar cinco largos meses en un campo de concentración, Rodríguez Delgado terminó sus estudios y finalmente fue becado por la Universidad de Yale, donde desarrolló la mayor parte de sus experimentos y fue nombrado director de la Escuela Médica. En los años 70 regresó a España y se instaló en la Universidad Autónoma de Madrid, donde impartió sus clases magistrales. En los últimos años decidió regresar con su mujer a San Diego (California), donde sigue viviendo a sus 91 años de edad.

Desde muy temprano, Delgado se sintió atraído por los trabajos del fisiólogo suizo Walter Rodolph Hess, quien había descubierto que la aplicación de estímulos eléctricos en el cerebro de los animales producía determinadas respuestas físicas que podían ser estudiadas y clasificadas. Siguiendo la experiencia de Hess, el profesor Delgado desarrolló un sistema de electrodos que, implantados en el cerebro de monos y gatos, le permitían mover sus extremidades a su antojo o provocarles distintas sensaciones. Su máximo interés estaba en influir en los estados de ánimo de los sujetos, aplacar o inducir sus estados de cólera, alegría o deseo.

En su libro "El control físico de la mente", el doctor Delgado describe algunos de sus múltiples hallazgos en el campo de la neurología. Su mayor logro fue la creación de unos pequeños electrodos denominados "estimoreceptores" (Stimoceivers) que una vez insertados en el cerebro podían manejarse a decenas de metros de distancia mediante ondas de radio. Se dice que durante su estancia en la Isla de Hall (en las Bermudas), consiguió dirigir el comportamiento de toda una comunidad de monos gibones, a pesar de estar dispersos en un radio de kilómetros.

En 1952 el doctor Delgado describió por primera vez la posibilidad de implantar uno de estos electrodos en seres humanos. Durante los siguientes años implantaría electrodos en unos 25 pacientes, la mayoría esquizofrénicos, epilépticos o enfermos mentales del hospital de Rhode Island, en Massachussets. Operó, según asegura él mismo, solo en casos desesperados en los que la Medicina no había dado ningún resultado. Una justificación que, a los ojos de la ciencia actual, parece más que insuficiente.

Delgado trabajando junto a su ayudante y esposa, CarolineFinalmente, Delgado abandonó los experimentos con humanos por falta de fiabilidad en los resultados y siguió colaborando con diferentes organismos. Durante mucho tiempo se le acusó de haber trabajado para la CIA en el desarrollo de programas como el MK-Ultra, con la intención de manipular la mente de ciudadanos y soldados a gran escala. Él mismo admite haber colaborado con el Pentágono, pero asegura que sus descubrimientos jamás han sido aplicados con fines militares.

Sin embargo, algunas de sus afirmaciones siguen poniéndonos los pelos de punta. "El control físico de las funciones cerebrales es un hecho demostrado – decía en los años 70 – A través de la estimulación eléctrica de estructuras cerebrales específicas, se pueden inducir movimientos ordenados por radio, la hostilidad puede aparecer y desaparecer, la jerarquía social puede ser modificada el comportamiento sexual puede ser cambiado, y la memoria, las emociones y los procesos de pensamiento pueden ser influenciados por control remoto".

EstimoreceptorEn 1966, en un momento de aterradora lucidez, él mismo aseguraba que sus experimentos apoyaban “la desagradable conclusión de que el movimiento, la emoción y el comportamiento pueden ser dirigidos por fuerzas eléctricas y que los humanos pueden ser controlados como robots; mediante botones".

Más: 1, 2, 3, 4 y 5