Hasta 1992, y durante más de 35 años, los rusos mantuvieron una flota de hasta doce gigantescos barcos de comunicaciones en los mares de todo el mundo. Esta flota de extraños “kosmonautas” formaba parte del ambicioso programa espacial y desempeñó un papel fundamental en programas como el Soyuz, Progress o los vuelos del trasbordador Buran. Barcos como el Kosmonavt Vladimir Komarov, el Kosmonavt Yuri Gagarin o el Akademik Sergei Korolyov permanecieron desplegados durante años en el Báltico, el Ártico o el Atlántico norte, con el objeto de realizar las mediciones telemétricas necesarias para el éxito de cada misión espacial.
La visión de los gigantescos radares en la cubierta de los “kosmonautas” aún sigue dejando sin aliento. Los barcos de esta flota “telemétrica” estaban dotados de los más avanzados sistemas de comunicación y diseñados para navegar “en cualquier océano del mundo, en cualquier estación y bajo las condiciones meteorológicas más adversas”. (Seguir leyendo)
La necesidad de construir una flota de comunicaciones asaltó a los rusos a medida que avanzaba la carrera espacial. Pronto cayeron en la cuenta de que necesitaban ampliar el radio de visibilidad para el seguimiento de sus programas ya que las estaciones de monitorización en tierra – desplegadas desde San Petersburgo hasta Vladivostok – resultaban insuficientes.
Durante cuatro o cinco horas, los satélites en órbita alrededor de la Tierra quedaban en silencio. Como solución, los rusos decidieron diseñar una flota de barcos que cubrieran los huecos y les permitiera un seguimiento de sus programas a escala global.
El 15 de noviembre de 1988, por ejemplo, el trasbordador Buran permaneció durante todo el vuelo en comunicación con su Centro de Control mediante una combinación de buques de seguimiento y satélites. “Los buques Volkov y Belyayev fueron estacionados en el Atlántico sur. El Marshall Nedelin fue estacionado cerca de las costas de Chile, y el Dobrovolsky fue posicionado al oeste del Nedelin”. Gracias a esta infraestructura de comunicaciones, “el trasbordador completó su primer órbita sobre el Pacífico, América de Sur, Atlántico Sur, África, Unión Soviética, y de nuevo el Pacífico”.
Finalmente, con la caída de la Unión Soviética, los barcos terminaron dispersados y desmantelados en diferentes repúblicas. Las naves más avanzadas pertenecían a la Academia de las Ciencias de la URSS, y fueron utilizadas para estudios científicos y mediciones meteorológicas durante algunos años.
A mediados de los 90 aún quedaban algunos barcos desperdigados en los puertos de Odessa o San Petersburgo, El “Kosmonavt Yuri Gagarin" y el "Akademik Sergei Korolyov", dos de los barcos más impresionantes que jamás hayan surcado los mares, pasaron a ser propiedad de Ucrania que, ante la negativa de los rusos a recomprarlos, terminaron por ser vendidos (en julio de 1996) a las empresas de desguace de barcos de La India.
En la actualidad solo quedan dos “kosmonautas” en funcionamiento: el "Kosmonavt Victor Patsaev" el "Kosmonavt Georgi Dobrovolsky", ambos pertenecientes a la Federación Rusa.
Referencias: 1, 2, 3, 4 y 5 / Imágenes: 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 / English version
Echad un ojo al Yuanwang, el barco chino de comunicaciones espaciales y al El monstruo del mar Caspio
La visión de los gigantescos radares en la cubierta de los “kosmonautas” aún sigue dejando sin aliento. Los barcos de esta flota “telemétrica” estaban dotados de los más avanzados sistemas de comunicación y diseñados para navegar “en cualquier océano del mundo, en cualquier estación y bajo las condiciones meteorológicas más adversas”. (Seguir leyendo)
La necesidad de construir una flota de comunicaciones asaltó a los rusos a medida que avanzaba la carrera espacial. Pronto cayeron en la cuenta de que necesitaban ampliar el radio de visibilidad para el seguimiento de sus programas ya que las estaciones de monitorización en tierra – desplegadas desde San Petersburgo hasta Vladivostok – resultaban insuficientes.
Durante cuatro o cinco horas, los satélites en órbita alrededor de la Tierra quedaban en silencio. Como solución, los rusos decidieron diseñar una flota de barcos que cubrieran los huecos y les permitiera un seguimiento de sus programas a escala global.
El 15 de noviembre de 1988, por ejemplo, el trasbordador Buran permaneció durante todo el vuelo en comunicación con su Centro de Control mediante una combinación de buques de seguimiento y satélites. “Los buques Volkov y Belyayev fueron estacionados en el Atlántico sur. El Marshall Nedelin fue estacionado cerca de las costas de Chile, y el Dobrovolsky fue posicionado al oeste del Nedelin”. Gracias a esta infraestructura de comunicaciones, “el trasbordador completó su primer órbita sobre el Pacífico, América de Sur, Atlántico Sur, África, Unión Soviética, y de nuevo el Pacífico”.
Finalmente, con la caída de la Unión Soviética, los barcos terminaron dispersados y desmantelados en diferentes repúblicas. Las naves más avanzadas pertenecían a la Academia de las Ciencias de la URSS, y fueron utilizadas para estudios científicos y mediciones meteorológicas durante algunos años.
A mediados de los 90 aún quedaban algunos barcos desperdigados en los puertos de Odessa o San Petersburgo, El “Kosmonavt Yuri Gagarin" y el "Akademik Sergei Korolyov", dos de los barcos más impresionantes que jamás hayan surcado los mares, pasaron a ser propiedad de Ucrania que, ante la negativa de los rusos a recomprarlos, terminaron por ser vendidos (en julio de 1996) a las empresas de desguace de barcos de La India.
En la actualidad solo quedan dos “kosmonautas” en funcionamiento: el "Kosmonavt Victor Patsaev" el "Kosmonavt Georgi Dobrovolsky", ambos pertenecientes a la Federación Rusa.
Referencias: 1, 2, 3, 4 y 5 / Imágenes: 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 / English version
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