La noche del 6 de diciembre de 1969, el joven Meredith Hunter fue brutalmente asesinado a escasos metros de Mick Jagger. Al concierto de Altamont habían acudido unas 400.000 personas, y el ambiente se había caldeado desde el principio. A cargo de la seguridad, los Stones habían cometido el error de colocar a los “Ángeles del Infierno”, de modo que lo que debía ser una emulación del “Flower Power” vivido en Woodstock meses atrás, terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla. (Seguir leyendo)
Con las primeras notas del concierto la multitud ya parecía descontrolada. Los Stones detuvieron la interpretación y un asustado Mick Jagger pidió a la gente que se tranquilizara. Pero los altercados continuaron y los Hell Angels siguieron sacando borrachos a golpe limpio. De pronto, un revuelo delante del escenario, y un montón de gente que pedía a gritos que pararan lo que estaba sucediendo.
Para entonces, Meredith Hunter, un joven afroamericano de 18 años, ya había sido apuñalado. Uno de los ángeles del Infierno, al verle sacar un revólver de la chaqueta, se había lanzado sobre él y le había cosido a navajazos. Las cámaras registraron la escena fotograma a fotograma; el documental “Gimme Shelter” recoge el momento en que el propio Mick Jagger contempla con horror cada detalle:
En este otro vídeo, podéis ver a los Stones escuchando la información de la radio y las lamentables justificaciones de algunos Ángeles del Infierno (aseguraban que los niñatos habían tocado sus motos y que eso tenía un precio).
El autor de las puñaladas, Alan Passaro, fue detenido y juzgado por asesinato en el verano de 1972, pero fue absuelto por un jurado que consideró que había actuado en defensa propia, dado que Hunter portaba una pistola con la que apuntó al escenario.
Unos años después, en 1985, Passaro fue encontrado muerto flotando cabeza abajo, con 10.000 dólares en el bolsillo
Con las primeras notas del concierto la multitud ya parecía descontrolada. Los Stones detuvieron la interpretación y un asustado Mick Jagger pidió a la gente que se tranquilizara. Pero los altercados continuaron y los Hell Angels siguieron sacando borrachos a golpe limpio. De pronto, un revuelo delante del escenario, y un montón de gente que pedía a gritos que pararan lo que estaba sucediendo.
Para entonces, Meredith Hunter, un joven afroamericano de 18 años, ya había sido apuñalado. Uno de los ángeles del Infierno, al verle sacar un revólver de la chaqueta, se había lanzado sobre él y le había cosido a navajazos. Las cámaras registraron la escena fotograma a fotograma; el documental “Gimme Shelter” recoge el momento en que el propio Mick Jagger contempla con horror cada detalle:
En este otro vídeo, podéis ver a los Stones escuchando la información de la radio y las lamentables justificaciones de algunos Ángeles del Infierno (aseguraban que los niñatos habían tocado sus motos y que eso tenía un precio).
El autor de las puñaladas, Alan Passaro, fue detenido y juzgado por asesinato en el verano de 1972, pero fue absuelto por un jurado que consideró que había actuado en defensa propia, dado que Hunter portaba una pistola con la que apuntó al escenario.
Unos años después, en 1985, Passaro fue encontrado muerto flotando cabeza abajo, con 10.000 dólares en el bolsillo