La inolvidable película “Zelig”, rodada en 1983 por Woody Allen a la manera de desternillante y falso documental, relataba la vida de un personaje que veía transformada su personalidad y rasgos físicos hasta convertirse en un clon de quienes pasaban junto a él. Un equipo de psicólogos italianos acaba de descubrir el caso de un paciente de 65 años cuyas características recuerdan asombrosamente al camaleón humano descrito en la ficción.
El paciente, que responde a las iniciales A.D., sufrió algunos daños en el lóbulo fronto-temporal a raíz de un ataque cardíaco y desde entonces experimenta acusadas variaciones de identidad en función del ambiente en que se mueve. Como el personaje de Zelig, si está entre médicos, el paciente asume el rol de médico; si se encuentra entre psicólogos, al cabo de unos minutos se muestra convencido de ser un psicólogo, y, si se halla entre abogados, habla como un miembro más de la profesión. Y lo más sorprendente es que actúa con absoluta naturalidad y cuenta historias creíbles sobre cómo llegó a ser médico, psicólogo o abogado. (Seguir leyendo)
Para llegar más lejos en su investigación, la doctora Giovannina Conchiglia y sus colegas contrataron actores para plantear situaciones en diferentes escenarios. En un bar, uno de los actores pidió a A.D. que le sirviera un cóctel y el paciente se vio empujado inconscientemente a ejercer el rol de camarero, asegurando que estaba contratado por dos semanas de prueba. Trasladado a la cocina del hospital, el paciente asumió, al cabo de 40 minutos, que era el jefe de cocina y que debía preparar menús especiales para pacientes diabéticos.
Generalmente, el paciente mantiene los roles hasta que le asalta una nueva situación. Sin embargo, no adoptó el papel de trabajador de lavandería cuando le trasladaron hasta uno de estos lugares; los expertos suponen que tal vez se deba a que su antigua profesión tenía muy poco que ver con este rol: era político (¡!).
El problema de A.D., según los expertos, es una forma de desinhibición, pero se distingue de otros conocidos síndromes como el de “comportamiento de utilización” en el que los pacientes no pueden evitar coger y utilizar todos los objetos que encuentran a su alrededor. Además, su tendencia al cambio de roles se ve incrementada por los cuadros de amnesia y anosognosia que presenta.
“A.D. – concluyen los investigadores – parece haber perdido la capacidad de mantener su propia identidad de manera constante y se adapta excesivamente a las variaciones del contexto social. De esta forma altera su propia personalidad y trata de adoptar el rol que el entorno propone”.
Este post es una traducción con algunas adaptaciones de esta entrada del blog de la British Psycological Society (via reddit)
El paciente, que responde a las iniciales A.D., sufrió algunos daños en el lóbulo fronto-temporal a raíz de un ataque cardíaco y desde entonces experimenta acusadas variaciones de identidad en función del ambiente en que se mueve. Como el personaje de Zelig, si está entre médicos, el paciente asume el rol de médico; si se encuentra entre psicólogos, al cabo de unos minutos se muestra convencido de ser un psicólogo, y, si se halla entre abogados, habla como un miembro más de la profesión. Y lo más sorprendente es que actúa con absoluta naturalidad y cuenta historias creíbles sobre cómo llegó a ser médico, psicólogo o abogado. (Seguir leyendo)
Para llegar más lejos en su investigación, la doctora Giovannina Conchiglia y sus colegas contrataron actores para plantear situaciones en diferentes escenarios. En un bar, uno de los actores pidió a A.D. que le sirviera un cóctel y el paciente se vio empujado inconscientemente a ejercer el rol de camarero, asegurando que estaba contratado por dos semanas de prueba. Trasladado a la cocina del hospital, el paciente asumió, al cabo de 40 minutos, que era el jefe de cocina y que debía preparar menús especiales para pacientes diabéticos.
Generalmente, el paciente mantiene los roles hasta que le asalta una nueva situación. Sin embargo, no adoptó el papel de trabajador de lavandería cuando le trasladaron hasta uno de estos lugares; los expertos suponen que tal vez se deba a que su antigua profesión tenía muy poco que ver con este rol: era político (¡!).
El problema de A.D., según los expertos, es una forma de desinhibición, pero se distingue de otros conocidos síndromes como el de “comportamiento de utilización” en el que los pacientes no pueden evitar coger y utilizar todos los objetos que encuentran a su alrededor. Además, su tendencia al cambio de roles se ve incrementada por los cuadros de amnesia y anosognosia que presenta.
“A.D. – concluyen los investigadores – parece haber perdido la capacidad de mantener su propia identidad de manera constante y se adapta excesivamente a las variaciones del contexto social. De esta forma altera su propia personalidad y trata de adoptar el rol que el entorno propone”.
Este post es una traducción con algunas adaptaciones de esta entrada del blog de la British Psycological Society (via reddit)