Encaramadas a las viejas azoteas, las cisternas de Nueva York componen una especie de visión maravillosa y espectral, una colección de oscuras reliquias que han sobrevivido a los tiempos y que, sorprendentemente, siguen siendo esenciales para el suministro de agua de la ciudad. Ennegrecidos por la contaminación, algunos de estos depósitos han permanecido sobre los tejados durante varias generaciones y conviven con los grandes rascacielos de cristal, aportando un interesante toque steampunk al skyline.
Se calcula que hoy día sigue habiendo entre 10.000 y 15.000 tanques de agua sobre los tejados de Nueva York, muchos de ellos en la isla de Manhattan. Allí, las cisternas sorprenden al viandante desde el final de una cornisa o al filo de una cubierta, como el recuerdo de un Gotham que no pudo ser. Otras veces, aparecen ante sus ojos cinco o seis cisternas en formación, y los tejados parecen cargados de cohetes a punto de despegar. (Seguir leyendo) (English)
El sistema de suministro a través de depósitos se estableció en la ciudad de Nueva York a principios del siglo XIX: la ley obligó entonces a los primeros edificios de más de seis plantas a instalar cisternas con el objeto de superar los problemas de presión y como medida para combatir los incendios. Debido a la escasa presión del agua en la ciudad, las cisternas han seguido siendo un sistema eficaz y barato en ambos casos.
¿Cómo funciona? El agua es elevada mediante bombas hasta el depósito en el tejado del edificio. Una vez allí, y por la propia gravedad, el agua se reparte con facilidad hacia las casas y el sistema de incendios. Cuando el nivel del agua se encuentra demasiado bajo, el sistema se activa como la cisterna de un baño: una válvula flotante envía una señal a una bomba en la base del edificio para que comience a rellenar el tanque de nuevo.
Cada una de estas cisternas contiene entre 20.000 y 40.000 litros de agua. Hasta hace poco el tanque debía dividirse obligatoriamente en dos partes: una parte superior para consumo humano, y una inferior reservada contra el fuego. Los tanques de agua han sido la primera línea de defensa contra los fuegos de la ciudad hasta hace muy poco, cuando los modernos sistemas antiincendios han empezado a desplazar esta función.
Curiosamente, lejos de ser un elemento antiestético, las viejas cisternas se han convertido en una verdadera seña de identidad de la ciudad. En algunos barrios, como Tribecca, las autoridades obligan a todos los edificios de nueva construcción a colocar tanques en las azoteas aunque no las vayan a utilizar.
Como veréis en los vídeos, hay varias empresas que se dedican al mantenimiento y construcción de estos grandes depósitos. Por motivos de salud, es necesario revisar y limpiar las cisternas al menos una vez al año. Pese a lo que pueda parecer, el 90% de los tanques nuevos se siguen construyendo en madera y no en acero inoxidable, debido a su menor coste y a su facilidad de instalación.
Más info y fuentes: 1, 2, 3, 4, 5 / In English: New York Water Tanks
Si te apetece, menéalo
Se calcula que hoy día sigue habiendo entre 10.000 y 15.000 tanques de agua sobre los tejados de Nueva York, muchos de ellos en la isla de Manhattan. Allí, las cisternas sorprenden al viandante desde el final de una cornisa o al filo de una cubierta, como el recuerdo de un Gotham que no pudo ser. Otras veces, aparecen ante sus ojos cinco o seis cisternas en formación, y los tejados parecen cargados de cohetes a punto de despegar. (Seguir leyendo) (English)
El sistema de suministro a través de depósitos se estableció en la ciudad de Nueva York a principios del siglo XIX: la ley obligó entonces a los primeros edificios de más de seis plantas a instalar cisternas con el objeto de superar los problemas de presión y como medida para combatir los incendios. Debido a la escasa presión del agua en la ciudad, las cisternas han seguido siendo un sistema eficaz y barato en ambos casos.
¿Cómo funciona? El agua es elevada mediante bombas hasta el depósito en el tejado del edificio. Una vez allí, y por la propia gravedad, el agua se reparte con facilidad hacia las casas y el sistema de incendios. Cuando el nivel del agua se encuentra demasiado bajo, el sistema se activa como la cisterna de un baño: una válvula flotante envía una señal a una bomba en la base del edificio para que comience a rellenar el tanque de nuevo.
Cada una de estas cisternas contiene entre 20.000 y 40.000 litros de agua. Hasta hace poco el tanque debía dividirse obligatoriamente en dos partes: una parte superior para consumo humano, y una inferior reservada contra el fuego. Los tanques de agua han sido la primera línea de defensa contra los fuegos de la ciudad hasta hace muy poco, cuando los modernos sistemas antiincendios han empezado a desplazar esta función.
Curiosamente, lejos de ser un elemento antiestético, las viejas cisternas se han convertido en una verdadera seña de identidad de la ciudad. En algunos barrios, como Tribecca, las autoridades obligan a todos los edificios de nueva construcción a colocar tanques en las azoteas aunque no las vayan a utilizar.
Como veréis en los vídeos, hay varias empresas que se dedican al mantenimiento y construcción de estos grandes depósitos. Por motivos de salud, es necesario revisar y limpiar las cisternas al menos una vez al año. Pese a lo que pueda parecer, el 90% de los tanques nuevos se siguen construyendo en madera y no en acero inoxidable, debido a su menor coste y a su facilidad de instalación.
Más info y fuentes: 1, 2, 3, 4, 5 / In English: New York Water Tanks
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