A principios de los años 30 los zepelines eran el transporte del futuro. Sobre la torre del Empire State Building se instaló un inmenso pináculo que debía servir de embarcadero para los zepelines que sobrevolaban la isla de Manhattan, asomando sus panzas entre los rascacielos. En 1937, pocas horas antes de la tragedia que acabaría con la era de los dirigibles, el monstruoso Hindenburg sobrevolaba Nueva York en dirección a Nueva Jersey. Gracias a las cámaras que registraron su vuelo, aún podemos hacernos una idea de la espectacularidad de aquel paseo: (Ver más) (In English)
Un zepelin alemán rozando los rascacielos, octubre 1924
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