Investigadores de la Universidad de Tokio, según informa el blog Pink Tentacle, han formado un equipo junto a la Asociación Nacional de Origami de Japón para diseñar un avioncito de papel capaz de sobrevivir a un vuelo desde la estación Espacial Internacional hasta la superficie de la Tierra. (Seguir leyendo)
Los investigadores probarán la aerodinámica y la resistencia al rozamiento de un prototipo de papel de unos 8 centímetros de longitud en un túnel de viento de alta velocidad de la propia universidad, con el fin de conocer si podría resistir al viaje. Durante las pruebas, el avioncito, que ha sido diseñado para resistir altas temperaturas, se someterá a una fuerza de viento equivalente a 8.000 km/h.
Durante la reentrada a la Tierra, un transbordador de la NASA suele alcanzar velocidades de Mach 20 y el rozamiento con la atmósfera provoca que la superficie exterior tenga que soportar temperaturas extremadamente elevadas. El diseño mucho más ligero del avión de papel impediría, según los investigadores, que terminara envuelto en llamas.
Aparentemente, la noticia es bastante inverosímil. Más bien parece una idea loca de un ingeniero japonés con ganas de enredar. Pero, como curiosidad, ahí queda.
Ver también: Avión de papel sobre Nueva York
Los investigadores probarán la aerodinámica y la resistencia al rozamiento de un prototipo de papel de unos 8 centímetros de longitud en un túnel de viento de alta velocidad de la propia universidad, con el fin de conocer si podría resistir al viaje. Durante las pruebas, el avioncito, que ha sido diseñado para resistir altas temperaturas, se someterá a una fuerza de viento equivalente a 8.000 km/h.
Durante la reentrada a la Tierra, un transbordador de la NASA suele alcanzar velocidades de Mach 20 y el rozamiento con la atmósfera provoca que la superficie exterior tenga que soportar temperaturas extremadamente elevadas. El diseño mucho más ligero del avión de papel impediría, según los investigadores, que terminara envuelto en llamas.
Aparentemente, la noticia es bastante inverosímil. Más bien parece una idea loca de un ingeniero japonés con ganas de enredar. Pero, como curiosidad, ahí queda.
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