Felix Baumgartner no está bien de la cabeza. En su breve pero intensa carrera se ha tirado de las torres más altas, ha cruzado volando el Canal de la Mancha y se ha lanzado desde lo alto del Cristo de Corcovado. Pero su hazaña más espectacular la realizó el 18 de agosto de 2006 cuando se lanzó desde un helicóptero, aterrizó sobre la estrecha azotea de un rascacielos sueco y a continuación se volvió a lanzar al vacío. (Seguir leyendo) (English)
Eran las 6,40 de la mañana cuando, equipado con un doble juego de paracaídas, Félix se lanzó desde un helicóptero y aterrizó sobre la pequeña azotea del Turning Torso, un rascacielos de 190 metros de altura diseñado por el español Santiago Calatrava en la ciudad sueca de Malmö. A continuación, y después de apenas tres minutos para retomar el aliento, se lanzó desde la torre al suelo. Allí le esperaba una moto y más tarde un barco que le llevaría de vuelta a Dinamarca al más puro estilo James Bond. "Lo hice porque alguien dijo que era imposible" - sentenció.
Aquí os dejo otros dos momentos de completa locura:
Desde la Torre Mayor, en México:
Desde la torre Taipei 101, en Taiwan:
Eran las 6,40 de la mañana cuando, equipado con un doble juego de paracaídas, Félix se lanzó desde un helicóptero y aterrizó sobre la pequeña azotea del Turning Torso, un rascacielos de 190 metros de altura diseñado por el español Santiago Calatrava en la ciudad sueca de Malmö. A continuación, y después de apenas tres minutos para retomar el aliento, se lanzó desde la torre al suelo. Allí le esperaba una moto y más tarde un barco que le llevaría de vuelta a Dinamarca al más puro estilo James Bond. "Lo hice porque alguien dijo que era imposible" - sentenció.
Aquí os dejo otros dos momentos de completa locura:
Desde la Torre Mayor, en México:
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