El triyoduro de nitrógeno es quizá uno de los compuestos más volátiles y explosivos que se puede crear en un laboratorio. Cuando se encuentra en estado seco, el simple roce de una pluma es capaz de provocar una tremenda explosión. Su inestablidad es tan grande que si se acumula en determinada cantidad explota por efecto de su propio peso. Esto impide cualquier uso comercial o militar ya que, a diferencia de la nitroglicerina, no existe ninguna solución que permita transportarlo o manejarlo con seguridad.
La propia composición del NI3 es tan volátil que, según la Wikipedia, su análisis ha requerido “heroicos esfuerzos” por parte de los químicos que lo han estudiado. Para formarlo basta mezclar yodo con amoníaco y dejarlo secar: una vez filtrado, el precipitado resultante es un polvo negro que puede explotar al menor soplo de aire.
Ya sé que es un tópico, pero no lo hagáis en casa :-)
Ver también: Diez reacciones de la materia que quizá no te esperabas
La propia composición del NI3 es tan volátil que, según la Wikipedia, su análisis ha requerido “heroicos esfuerzos” por parte de los químicos que lo han estudiado. Para formarlo basta mezclar yodo con amoníaco y dejarlo secar: una vez filtrado, el precipitado resultante es un polvo negro que puede explotar al menor soplo de aire.
Ya sé que es un tópico, pero no lo hagáis en casa :-)
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