A principios del siglo XIX, el naturalista francés George Cuvier formuló el llamado “principio de correlación”, utilizado todavía en Paleontología, según el cual las partes de un animal se relacionan siempre entre sí, de forma que si un predador tiene dientes grandes, por ejemplo, necesitará grandes garras para atrapar a sus presas y un potente aparato digestivo para digerirlas.
Pero la verdadera notoriedad del profesor Cuvier le vino por la supuesta anécdota que protagonizó junto a sus alumnos:
“Ciertos estudiantes decidieron gastar una broma a Cuvier. Uno de ellos se disfrazó con cuernos, pezuñas y rabo. Mientras Cuvier dormía se acercó sigilosamente y despertándole, trató de asustarle, diciéndole que era el diablo y que venía a comerle. El naturalista lo miró tranquilamente y sonriendo dijo: “Eres completamente inofensivo. Tienes cuernos y pezuñas, y según la ley de correlación, no comes más que plantas”.
Los profesores de la facultad de teología de la Sorbona tuvieron que aguantar en adelante las chanzas de los estudiantes naturalistas, ya que el diablo, un comedor de plantas inofensivo, no podía asustar a nadie.”
* Extraído del libro “Cazadores de Dragones”, de José Luis Sanz. En su día también lo contó Fernando en Historias de la Ciencia.
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Pero la verdadera notoriedad del profesor Cuvier le vino por la supuesta anécdota que protagonizó junto a sus alumnos:
“Ciertos estudiantes decidieron gastar una broma a Cuvier. Uno de ellos se disfrazó con cuernos, pezuñas y rabo. Mientras Cuvier dormía se acercó sigilosamente y despertándole, trató de asustarle, diciéndole que era el diablo y que venía a comerle. El naturalista lo miró tranquilamente y sonriendo dijo: “Eres completamente inofensivo. Tienes cuernos y pezuñas, y según la ley de correlación, no comes más que plantas”.
Los profesores de la facultad de teología de la Sorbona tuvieron que aguantar en adelante las chanzas de los estudiantes naturalistas, ya que el diablo, un comedor de plantas inofensivo, no podía asustar a nadie.”
* Extraído del libro “Cazadores de Dragones”, de José Luis Sanz. En su día también lo contó Fernando en Historias de la Ciencia.
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