Ésta que veis en la imagen es una de las dos tripulantes no humanas de la última misión del trasbordador espacial Endeavour (STS-126) a la Estación Espacial Internacional. Se trata de dos pequeñas arañas tejedoras, de la familia de las Araneidae, que permanecerán en el espacio durante los próximos tres meses y que han sido enviadas con propósitos científicos y educativos: para que los niños de todo el mundo puedan observar a través de Internet su comportamiento en condiciones de microgravedad, especialmente a la hora de construir sus telas. (Seguir leyendo)
“Buena parte del comportamiento de las arañas, que se descuelgan de arriba abajo, está basado en la gravedad”, explica Stefanie Countryman, responsable de BioServe. “Al principio ha supuesto un fuerte impacto para ellas, pero enseguida se han acostumbrado a las nuevas condiciones y han comenzado a tejer entre las paredes en lugar de dejándose caer.”
Los investigadores esperan que estas dos “arañonautas” corran mejor suerte que sus dos predecesoras, Anita y Arabella, dos arañas que fueron enviadas a bordo del Skylab en 1973 y que murieron deshidratadas porque alguien se olvidó de llevarles agua y comida. En esta ocasión, las arañas (hembras las dos) disponen de una importante despensa de moscas de la fruta de la que irán dando cuenta a lo largo de estos tres meses.
Tal y como explica la propia NASA, estas dos arañas no son dos arañas cualesquiera. Ambas formaban parte de un grupo de 30 aspirantes que tuvieron que pasar un duro proceso de pruebas ‘semejante’ al que pasan los astronautas, incluidos algunos simulacros de lanzamiento.
Al final de la misión, y si todo sale bien, las dos arañas habrán dado la vuelta a la Tierra más de 1.300 veces y habrán recorrido cerca de 50 millones de kilómetros, en un viaje sin precedentes para una criatura de su especie.
La NASA también ha informado de que, afortunadamente, ninguno de los astronautas tiene miedo a las arañas.
Por cierto, que ésta nos la primera vez que las arañas participan en un lanzamiento del trasbordador espacial. En diciembre de 2007 una araña se paseó por las lentes de una de las cámaras de Houston dando lugar a todo tipo de bromas.
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“Buena parte del comportamiento de las arañas, que se descuelgan de arriba abajo, está basado en la gravedad”, explica Stefanie Countryman, responsable de BioServe. “Al principio ha supuesto un fuerte impacto para ellas, pero enseguida se han acostumbrado a las nuevas condiciones y han comenzado a tejer entre las paredes en lugar de dejándose caer.”
Los investigadores esperan que estas dos “arañonautas” corran mejor suerte que sus dos predecesoras, Anita y Arabella, dos arañas que fueron enviadas a bordo del Skylab en 1973 y que murieron deshidratadas porque alguien se olvidó de llevarles agua y comida. En esta ocasión, las arañas (hembras las dos) disponen de una importante despensa de moscas de la fruta de la que irán dando cuenta a lo largo de estos tres meses.
Imagen: NASA
Tal y como explica la propia NASA, estas dos arañas no son dos arañas cualesquiera. Ambas formaban parte de un grupo de 30 aspirantes que tuvieron que pasar un duro proceso de pruebas ‘semejante’ al que pasan los astronautas, incluidos algunos simulacros de lanzamiento.
Al final de la misión, y si todo sale bien, las dos arañas habrán dado la vuelta a la Tierra más de 1.300 veces y habrán recorrido cerca de 50 millones de kilómetros, en un viaje sin precedentes para una criatura de su especie.
La NASA también ha informado de que, afortunadamente, ninguno de los astronautas tiene miedo a las arañas.
Por cierto, que ésta nos la primera vez que las arañas participan en un lanzamiento del trasbordador espacial. En diciembre de 2007 una araña se paseó por las lentes de una de las cámaras de Houston dando lugar a todo tipo de bromas.
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