Apostado entre las ruinas de un viejo castillo, Li Qiwen pasa la noche matando monjes guerreros en los mundos de Azeroth. Uno tras otro, los cuerpos sin vida van arrojando al aire monedas y armas secretas que Li recopila cuidadosamente en su saco de pertenencias.
Li pasa doce horas al día, siete días a la semana, frente a la pantalla de un ordenador en un pequeño tugurio de Nanjing, en China. En cuanto termina su jornada, otro compañero se sienta en su silla, toma el control de su personaje y sigue matando monjes en el mundo virtual de World of Warcraft. (Seguir leyendo en la Guía para Perplejos)
Li pasa doce horas al día, siete días a la semana, frente a la pantalla de un ordenador en un pequeño tugurio de Nanjing, en China. En cuanto termina su jornada, otro compañero se sienta en su silla, toma el control de su personaje y sigue matando monjes en el mundo virtual de World of Warcraft. (Seguir leyendo en la Guía para Perplejos)