"Aquella mujer, llamada Eufrasia, pasaba el día postrada en una silla, completamente paralizada, hasta que las enfermeras le suministraban su dosis diaria de l-dopa. Esta pequeña cantidad de medicina le proporcionaba sus únicos veinte minutos de vida normal en todo el día, que la mujer trataba de aprovechar frenéticamente para contar y hacer todo lo que había estado planificando durante las largas horas de parálisis" (Seguir leyendo en la Guía para Perplejos)