“Uno debe dedicar su vida a aquellas cosas de las que habla sin parar en las terrazas de los bares”. Aunque la cita no es textual, recoge en esencia la idea del premio Nobel Francis Crick, que bautizó el principio como "el test del chismorreo" (Gossip test, en inglés).
El entrecomillado pertenece a Javier Sampedro, que lo cita en el prólogo de su libro “Deconstruyendo a Darwin” y que lo explicaba con más detalle en otro artículo, publicado en El País en 2002: “Crick era físico, pero pronto se dio cuenta de que, cada vez que salía a cenar o a tomar una pinta de cerveza, acababa chismorreando sobre dos asuntos biológicos: la frontera entre lo vivo y lo inerte, y la frontera entre lo consciente y lo inconsciente. Las cosas sobre las que uno chismorrea, se dijo, son justo las que más importan, así que Crick decidió dedicar un cuarto de siglo a la primera frontera y otro a la segunda”.
El entrecomillado pertenece a Javier Sampedro, que lo cita en el prólogo de su libro “Deconstruyendo a Darwin” y que lo explicaba con más detalle en otro artículo, publicado en El País en 2002: “Crick era físico, pero pronto se dio cuenta de que, cada vez que salía a cenar o a tomar una pinta de cerveza, acababa chismorreando sobre dos asuntos biológicos: la frontera entre lo vivo y lo inerte, y la frontera entre lo consciente y lo inconsciente. Las cosas sobre las que uno chismorrea, se dijo, son justo las que más importan, así que Crick decidió dedicar un cuarto de siglo a la primera frontera y otro a la segunda”.