El paciente B se abotona la camisa. Mientras su mano derecha coloca los botones en los ojales, descubre horrorizado que su mano izquierda lleva un rato luchando por hacer lo contrario. Desde hace unos minutos, una mano abotona mientras la otra se dedica a deshacer el trabajo. No es una pesadilla, es una alteración conocida como síndrome de la mano ajena, bien documentada por los neurólogos desde hace años.
En la casuística hospitalaria es frecuente encontrar pacientes cuyas manos luchan literalmente “la una contra la otra”. Una mujer capaz de estar diez minutos peleando consigo misma por coger un sobre, un hombre que trata de pagar y cuya mano izquierda vuelve a guardar el dinero cada vez que lo pone en el mostrador, o un paciente que intenta abrir el periódico con la mano derecha mientras la izquierda se lo cierra.
Con estos síntomas, no es extraño que los afectados lleguen a pensar que son víctimas de una extraña posesión demoníaca. Pero existe una explicación física para lo que les sucede, y está en el cerebro. (Seguir leyendo en la Guía para Perplejos)
* Por cierto, con éste son ya 30 artículos para la Guía, puedes echarles un ojo aquí.
En la casuística hospitalaria es frecuente encontrar pacientes cuyas manos luchan literalmente “la una contra la otra”. Una mujer capaz de estar diez minutos peleando consigo misma por coger un sobre, un hombre que trata de pagar y cuya mano izquierda vuelve a guardar el dinero cada vez que lo pone en el mostrador, o un paciente que intenta abrir el periódico con la mano derecha mientras la izquierda se lo cierra.
Con estos síntomas, no es extraño que los afectados lleguen a pensar que son víctimas de una extraña posesión demoníaca. Pero existe una explicación física para lo que les sucede, y está en el cerebro. (Seguir leyendo en la Guía para Perplejos)
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