Imagen: NASA
Los que amamos la literatura y las estrellas hemos anhelado alguna vez tener entre nuestras manos el diario de un astronauta. Fascinados por las andanzas espaciales, muchos nos hemos preguntado por qué no habrá habido un buen cronista de los viajes al espacio, como los hubo en otras grandes exploraciones humanas. La astronauta Sandra Magnus es quizá la primera en adentrarse en este venturoso terreno y firma desde hace unos días el primer blog escrito desde el espacio.
Pese a lo que alguno podía esperar, los resultados son prometedores. En una de sus primeras entregas Sandra ha hecho una descripción absolutamente maravillosa de lo que se ve desde la ventanilla de la Estación Espacial Internacional a medida que ésta cruza la noche. Os hago una traducción fragmentaria y libre del texto, que espero que disfrutéis tanto como yo:
“Es muy fácil encontrar cosas que hacer aquí arriba y olvidarse de “pararse a oler las rosas” como se suele decir. (Creo que esto se cumple probablemente para todos en todas partes). Así que después de cenar y antes de irme a la cama me paré finalmente y me tomé un momento para mirar el mundo pasar durante una de las vueltas nocturnas. Parece que ha pasado mucho tiempo desde que no hacía esto... Voy a tratar de pintar con palabras lo que he visto. Cierra los ojos e imagina que estás en la ISS, junto a mí, mirando a través de la ventana. Estás colocado con la Tierra pasando por debajo de ti y puedes ver el horizonte y el cielo nocturno sobre él. Esto es lo que ves: (Seguir leyendo)
Es completamente de noche. Hay tormentas sobre África y se ven relámpagos por todas partes; las luces brillantes se desplazan de nube a nube y las iluminan al pasar de unas a otras. Es como una sesión privada de fuegos artificiales. La tormenta es grande y muy extensa y en cualquier momento ves cuatro o cinco relámpagos a la vez, cada uno sólo dura un instante. Los colores van desde el anaranjado al azul claro. Algunos son como bolas y otros tienen la característica forma de los rayos que vemos desde la Tierra. Sigue así durante varios minutos. De vez en cuando, aparece una ciudad con sus luces brillantes contra el fondo de luces relampagueantes. Las ciudades parecen en todas las formas, tamaños, colores y patrones de luz. Algunas ciudades están cubiertas con nubes y todo lo que se puede ver es una bruma brillante.
(...) Sin embargo, es la noche oscura, los cielos, lo que atrapa tu mirada. Aunque el horizonte es negro, la luz de las nubes y las ciudades permite diferenciar la Tierra del espacio... El cielo nocturno está salpicado de incontables puntos de luz, algunos blancos, otros rojos, otros naranjas, todos de diferentes tamaños. Están por todas partes... Las estrellas rodean la Tierra y la envuelven en su horizonte. Una manta de luz nos muestra que no estamos solos. Estás nadando en un mar de preciosas luces que sólo pueden ser vistas en la oscuridad.
(...) Permaneces frente a la ventana, como hechizado, mientras atraviesas la noche. De este modo, justo antes del amanecer se produce un momento de oscuridad total que te impide ver la tierra ni el cielo. Solo existes tú, flotando en un mar negro interminable con una luz brillante, el sol, iluminando el camino. Nada existe más allá de la luz. Solo dura un momento, sin embargo, mientras el sol se eleva por encima del horizonte. La Tierra empieza a recoger algunos rayos y reaparece finalmente de entre la oscuridad, con un color gris apagado. Un poco más cerca te das cuenta de que las nubes más altas de la atmósfera brillan con colores naranjas y rojizos mientras reciben el sol de la mañana…
Mirando hacia atrás, aún se puede ver la oscuridad de la noche de la que acabamos de salir… Pronto la noche se ha ido mientras la estación espacial continúa su viaje interminable alrededor del planeta. Los cielos son ahora una cortina púrpura contra los colores brillantes de la Tierra. No hay estrellas a la vista. Están ahí, sin embargo, esperando a que la noche vuelva a mostrarnos su brillo, dentro de aproximadamente otros 45 minutos”.
Enlace: Waiting for night to come -- in another 45 minutes or so (Sandra Magnus) / Vía: Bad Astronomy
Pese a lo que alguno podía esperar, los resultados son prometedores. En una de sus primeras entregas Sandra ha hecho una descripción absolutamente maravillosa de lo que se ve desde la ventanilla de la Estación Espacial Internacional a medida que ésta cruza la noche. Os hago una traducción fragmentaria y libre del texto, que espero que disfrutéis tanto como yo:
“Es muy fácil encontrar cosas que hacer aquí arriba y olvidarse de “pararse a oler las rosas” como se suele decir. (Creo que esto se cumple probablemente para todos en todas partes). Así que después de cenar y antes de irme a la cama me paré finalmente y me tomé un momento para mirar el mundo pasar durante una de las vueltas nocturnas. Parece que ha pasado mucho tiempo desde que no hacía esto... Voy a tratar de pintar con palabras lo que he visto. Cierra los ojos e imagina que estás en la ISS, junto a mí, mirando a través de la ventana. Estás colocado con la Tierra pasando por debajo de ti y puedes ver el horizonte y el cielo nocturno sobre él. Esto es lo que ves: (Seguir leyendo)
Es completamente de noche. Hay tormentas sobre África y se ven relámpagos por todas partes; las luces brillantes se desplazan de nube a nube y las iluminan al pasar de unas a otras. Es como una sesión privada de fuegos artificiales. La tormenta es grande y muy extensa y en cualquier momento ves cuatro o cinco relámpagos a la vez, cada uno sólo dura un instante. Los colores van desde el anaranjado al azul claro. Algunos son como bolas y otros tienen la característica forma de los rayos que vemos desde la Tierra. Sigue así durante varios minutos. De vez en cuando, aparece una ciudad con sus luces brillantes contra el fondo de luces relampagueantes. Las ciudades parecen en todas las formas, tamaños, colores y patrones de luz. Algunas ciudades están cubiertas con nubes y todo lo que se puede ver es una bruma brillante.
(...) Sin embargo, es la noche oscura, los cielos, lo que atrapa tu mirada. Aunque el horizonte es negro, la luz de las nubes y las ciudades permite diferenciar la Tierra del espacio... El cielo nocturno está salpicado de incontables puntos de luz, algunos blancos, otros rojos, otros naranjas, todos de diferentes tamaños. Están por todas partes... Las estrellas rodean la Tierra y la envuelven en su horizonte. Una manta de luz nos muestra que no estamos solos. Estás nadando en un mar de preciosas luces que sólo pueden ser vistas en la oscuridad.
(...) Permaneces frente a la ventana, como hechizado, mientras atraviesas la noche. De este modo, justo antes del amanecer se produce un momento de oscuridad total que te impide ver la tierra ni el cielo. Solo existes tú, flotando en un mar negro interminable con una luz brillante, el sol, iluminando el camino. Nada existe más allá de la luz. Solo dura un momento, sin embargo, mientras el sol se eleva por encima del horizonte. La Tierra empieza a recoger algunos rayos y reaparece finalmente de entre la oscuridad, con un color gris apagado. Un poco más cerca te das cuenta de que las nubes más altas de la atmósfera brillan con colores naranjas y rojizos mientras reciben el sol de la mañana…
Mirando hacia atrás, aún se puede ver la oscuridad de la noche de la que acabamos de salir… Pronto la noche se ha ido mientras la estación espacial continúa su viaje interminable alrededor del planeta. Los cielos son ahora una cortina púrpura contra los colores brillantes de la Tierra. No hay estrellas a la vista. Están ahí, sin embargo, esperando a que la noche vuelva a mostrarnos su brillo, dentro de aproximadamente otros 45 minutos”.
Enlace: Waiting for night to come -- in another 45 minutes or so (Sandra Magnus) / Vía: Bad Astronomy