Imagen: Mind Hacks
Si hablamos de “miembros fantasma” a todos nos viene a la mente el caso de las personas que tras sufrir una amputación siguen sintiendo el brazo o la pierna mucho tiempo después de ser operados. Sin embargo, existe otro tipo trastorno que resulta todavía más escalofriante y para el que la medicina aún no ha encontrado una explicación definitiva: el denominado miembro fantasma supernumerario (Supernumerary phantom limb).
Los pacientes que sufren este tipo de alteración conservan intactas todas sus extremidades y experimentan la aparición repentina de un quinto miembro – ya sea una pierna o un brazo - que pueden mover y sentir perfectamente como si formara parte de su cuerpo. (Seguir leyendo)
En todas las ocasiones, los afectados por este tipo de alteraciones han sufrido un fuerte traumatismo en el cerebro, tras el cual describen la aparición de un tercer brazo, una nueva mano o una pierna que nace de diferentes partes del cuerpo, tales como un codo, el hombro o la rodilla.
En el hospital universitario de Ginebra acaban de estudiar uno de estos casos y por primera vez en la historia han registrado la existencia de este miembro en el cerebro de la paciente. La mujer, de 64 años de edad, ingresó con una hemorragia subcortical y, cuatro días después, comenzó a sentir la presencia de un nuevo brazo que, según sus propias descripciones, nacía en su codo izquierdo y que podía ver y manejar a su antojo.
Mediante una resonancia magnética del cerebro, los doctores comprobaron que la mujer no mentía. Cuando los médicos le pedían que moviera el brazo imaginario, varias regiones cerebrales se activaron como si realmente hubiera algo que mover. Cuando le pidieron que lo mirase, el córtex de la paciente se activó, indicando claramente que la mujer estaba viendo aquel brazo delante de su cara; y cuando le indicaron que se pellizcara la mejilla, las regiones relacionadas con el tacto mostraron una clara actividad.
Aunque las causas últimas siguen siendo un misterio, parece que el síndrome tiene su origen en los daños en el lóbulo parietal superior, la zona donde el cerebro organiza la imagen del propio cuerpo. Una alteración en esta zona provoca que la propia percepción se duplique o se reorganice y que el esquema mental del cuerpo quede seriamente distorsionado.
Un principio parecido, tal y como explican en Neurophilosophy, es el que afecta a las personas que sufren el síndrome conocido como BIID (Desorden de identidad de la integridad corporal). Estos pacientes sienten un deseo irrefrenable de amputarse una o más extremidades sanas del cuerpo que no reconocen como propias. La diferencia es que la distorsión que se produce en BIID es casi con toda certeza congénita, es decir, tiene lugar durante el desarrollo del cerebro.
Es conocido que algunos niños que nacen sin un brazo o una pierna experimentan el denominado síndrome del miembro fantasma, lo que sugiere que la imagen del cerebro es instalada en nuestra mente durante el desarrollo. Los afectados por el BIID aseguran haber tenido esa sensación de que un brazo o una pierna les son “ajenos” desde su más tierna infancia, y este hecho se explicaría si su cerebro hubiera fallado a la hora de instalar ese miembro en la imagen que el paciente tiene de su cuerpo.
Dicho con otras palabras, el problema de los miembros y las conexiones cerebrales nos indica que más que de “fantasmas” tal vez deberíamos hablar de “hardware” no reconocido o mal instalado.
Leer: Voluntary amputation and extra phantom limbs (Neurophilosophy)