Sí, lo que veis y escucháis en la imagen es un oso roncando a pierna suelta. Hasta hoy mismo, este sencillo y hasta entrañable gesto sigue siendo uno de los procesos más misteriosos de la naturaleza, pues desconocemos el mecanismo que les permite permanecer durante todo un invierno sin comer, beber, orinar ni defecar, y salir de su osera seis o siete meses después con sus funciones vitales intactas y apenas algunos kilos de menos. (...)
Un grupo de científicos del Instituto de Biología Ártica de la Universidad de Alaska Fairbanks acaba de publicar en Science el estudio más completo realizado hasta ahora sobre el letargo invernal de los osos y han confirmado con datos que se trata de un verdadero proceso de hibernación.
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