La cueva de Rouffignac , en la Dordoña (Francia), es uno de los santuarios de arte rupestre más importantes del mundo. En su interior se encuentran valiosos dibujos de mamuts, rinocerontes y caballos pintados por la mano del ser humano en la época Magdaleniense, hace alrededor de 13.000 años. Pero sus ocho kilómetros de galerías también están sembrados de huellas de dedos que recorren los techos y paredes de la cueva de manera decorativa.
Jess Cooney, arqueóloga de la Universidad de Cambridge, se interesó por estas otras marcas y comenzó una investigación que le ha llevado a descubrir que buena parte de estas marcas primitivas fueron hechas por niños. Y no sólo eso, su método comparativo le ha servido para identificar la edad y el sexo de alguno de estos jóvenes artistas y para determinar que muchos de ellos fueron realizados por una niña, de unos cinco años de edad, de la que poco más sabemos, salvo que era una artista precoz y prolífica.
Para realizar su investigación, Cooney y su equipo analizaron las huellas de miles de personas contemporáneas, tanto niños como adultos, y desarrollaron un método comparativo para determinar la edad y el sexo de los autores de las marcas.
"Las estrías realizadas por niños", aseguran los investigadores, "aparecen en cada una de las cámaras de la cueva, incluso aquellas que están a unos buenos 45 minutos andando desde la entrada". Algunas de las huellas de los niños aparecen en la parte alta de las paredes y en los techos, lo que indica que debieron ser aupados por los adultos o fueron sostenidos en hombros para realizar la tarea. "Hemos encontrado marcas de niños de entre tres y siete años", aseguran, "y hemos podido identificar cuatro niños individuales comparando sus marcas".
"El más prolífico de los niños que hacían marcas en las cuevas", prosiguen, "tenía alrededor de cinco años, y estamos casi seguros de que se trataba de una niña. Curiosamente, de los cuatro niños sabemos que dos eran niñas. Una de las cuevas es tan rica en estrías realizadas por niños que sugiere que era un espacio reservado para ellos, pero si era para jugar o por un ritual es imposible de determinar".
Sobre el significado de todas estas marcas en las paredes, los científicos poco pueden determinar. "No sabemos por qué la gente las hacía", aseguran. "Podemos cuestionarnos si se trataba de rituales de iniciación, un entrenamiento de alguna clase o simplemente algo que hacer en un día lluvioso". En cualquier caso, la imagen de un antepasado sosteniendo en hombros a su hija para que pintara con los dedos el techo de una cueva es una de las impresiones más fascinantes que podemos tener de nuestro pasado.
Más info: Prehistoric pre-school (University of Cambridge) | Vía: Neatorama
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La artista más joven y prolífica de la prehistoria
03 octubre 2011
Escrito por Aberrón a las 0:43 | 7 comentarios »