Efectivamente, puede parecer una cuestión bastante tonta pero 1) me encantan los colobrís y 2) el estudio del fenómeno con cámaras de alta velocidad arroja resultados sorprendentes. Los colibrís viven eun un hábitat bastante húmedo, con lo que el exceso de agua podría causarles problemas. Para resolverlo, estas diminutas sacuden su cabeza como lo hace un perro al secarse, pero a una velocidad infinitamente mayor.
En concreto, según el estudio de Victor Ortega-Jimenez y Robert Dudley, de la Universidad de California, Berkeley, los colibríes sacuden su cabeza hasta acelerarla a 30 G, lo que no está nada mal teniendo en cuenta que los humanos empiezan a sufrir desmayos a partir de los 5 G.
Podéis ver más detalles en: Hummingbirds beat rain with high-speed acrobatics (New Scientist)