Imagen: Miguel Fernández
La fachada blanca del Instituto de Medicina Molecular Príncipe de Asturias (IMMPA) y sus enormes cristaleras brillan en mitad del campus de Alcalá de Henares como la silueta de un trasatlántico. Ocupa 50.000 metros cuadrados de superficie y alberga más de 30 laboratorios, congeladores, incubadoras de CO2 y un animalario completo, pero en su interior no hay ni un solo investigador, el edificio está completamente vacío.
La obra para construir el IMMPA fue presupuestada en 50 millones de euros y lleva meses terminada, pero no hay presupuesto para poner el centro en marcha. Proyectado para ser uno de los centros punteros en biomedicina, la fachada del instituto se ha convertido en una especie de metáfora de la situación de la Ciencia en España: una inmensa infraestructura sin dinero para hacerla funcionar.
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