Son las 12 de la mañana en el distrito de Century City cuando un coche se detiene en una intersección. Con disimulo, un viandante abre una puerta lateral, arroja una bolsa de papel a su interior y se vuelve a perder entre la multitud. Estamos a principios de 1978 en la ciudad de Los Ángeles (EEUU) y la escena se torna un poco más sórdida cuando sabemos que el viandante es un eminente científico y que lo que acaba de arrojar en el interior del vehículo es un vaso con su semen.
Seguir leyendo en: La fábrica de genios: el hombre que recolectaba semen de premios Nobel (lainformacion.com)