Imagen: Eric Terrill, Scripps Institution of Oceanography. Con permiso del autor.
Bajo las cristalinas aguas del archipiélago de Palaos, en el Pacífico oriental, descansan los restos de unos 300 aviones estadounidenses y japoneses caídos durante la batalla del Pacífico. Un equipo de investigadores se coordina para encontrar las aeronaves hundidas y recuperar los restos de los hombres caídos durante la Segunda Guerra Mundial. "Hemos localizado al menos 30 de los lugares donde cayeron aviones americanos y otros 30 de aviones japoneses", explica a Quo Pat Scannon, responsable del proyecto Recover. Su equipo espera encontrar en estos lugares los restos de los alrededor de 80 soldados que nunca fueron localizados.
En esta búsqueda se están empleando las tecnologías más avanzadas gracias a la colaboración de instituciones como el Instituto Scripps de Oceanografía. "En la última expedición", nos cuenta Eric Terrill, responsable científico de la misión, "hemos utilizado dos robots submarinos, además de dos aviones no tripulados que rastrean en busca de restos entre los manglares". Los robots han explorado ya cerca de 20 kilómetros cuadrados del lecho del arrecife, mientras que las aeronaves que cayeron fuera, en aguas profundas, se dan de momento por perdidas.
Imagen: Eric Terrill, Scripps Institution of Oceanography. Con permiso del autor.
En cuanto localizan posibles restos humanos, el asunto pasa a manos del Departamento de Defensa de EEUU, quien sigue un estricto protocolo para repatriarlos. En 2004, el equipo de Pat Scannon localizó los restos de un bombardero B-24 a una profundidad de 21 metros y los restos de ocho tripulantes tan bien conservados que el ADN pudo ser analizado para su identificación. “Estas personas murieron defendiéndonos”, asegura Scannon, "y merecen ser honrados y, si es posible, devueltos a casa".
Imagen: Eric Terrill, Scripps Institution of Oceanography. Con permiso del autor.
Un avión intacto. Aunque se están empleando todo tipo de medios, uno de los hallazgos más importantes fue hecho por pescadores locales. En 2012 sus redes se toparon con los restos del caza F4U-1 "Corsair" que veis en las imágenes, prácticamente intacto en el arrecife. En este caso, el capitán McCullah se estrelló en el lugar y pudo escapar con vida antes de que el avión se hundiera. Al día siguiente regresó a la batalla con otro avión. La localización exacta del lugar es confidencial.
* Esta entrada es uno de los muchos contenidos de Fogonazos que puedes encontrar a partir de este mes en la revista Quo. Ya en tu quiosco .-)