Imagen vía: Ian Brooks.
Si sois aficionados a las historias de tiburones, habréis escuchado alguna vez que un buen sistema para defenderse de un ataque es sacudirle un buen trompazo en el morro cuando se acerca. El biólogo marino Ben Ruttenberg relata en primera persona en Discover cómo tuvo que aplicar esta técnica de defensa mientras buceaba en Galápagos hacia el año 2000. Cuando leas lo que le sucedió a él, te cuento si es una buena idea.
Miré hacia arriba y tenía un tiburón muy grande mirándome de frente, se dirigía derecho hacia mí. [...] Los tiburones tienen un montón de órganos sensoriales bajo su hocico, y yo había leído que si les agarras ahí, son muy sensibles y dejan de hacer lo que estaban haciendo. Así que, a medida que el tiburón se acercaba, básicamente le pegué un manotazo con la palma de la mano, debajo del morro.
Entonces el tiburón y yo nos quedamos allí. Sentí cómo dos o tres tiburones más merodeaban. Y entonces movió su cola y desapareció. Toda la escena sucedió en menos de cinco segundos. Llamamos a la barca para que viniera a por nosotros. Nunca he nadado tan rápido
Imagen: Kellie Jaeger/Discover
Aunque a Ruttenberg le funcionó, otros especialistas no aconsejan esta táctica para alejar a un tiburón. David Shiffman, de la Universidad de Miami, describe en Smithsonian una variante defensiva un poco más retorcida:
El consejo típico es golpear al tiburón en la nariz. ¿Has intentado alguna vez dar un puñetazo bajo el agua? No funciona demasiado bien. Y como en todos los ataques de animales, el mejor consejo es ir a por el ojo. Si le metes algo en el ojo, dejará de hacer lo que está haciendo. Los tiburones tienen una membrana protectora del ojo, pero está diseñada para protegerles de los restos de peces, no de unos dedos humanos
El surfero Scott Stephens, que fue atacado por un tiburón mientras practicaba surfing, daba fe en esta misma entrada de que el piquete de ojos funciona:
Estaba a medio metro bajo la superficie cuando abrí los ojos. Era la primera vez que me encontraba con un tiburón en el agua después de 15 años surfeando. Me enganchó de la parte izquierda del cuerpo y por un segundo nos miramos a los ojos directamente. Fue como una conexión. Tenía unos ojos y unos dientes enormes y casi parecía que sonriera. [...] me las apañé para girar mi cuerpo y le di un puñetazo detrás del ojo derecho. Inmediatamente me dejó ir y se hundió en el agua, en dirección a la orilla.
Así que ya sabéis, como norma general, los tiburones no atacan y, si lo hacen, la mejor estrategia no es un puñetazo en la nariz sino meterle un dedo en el ojo. No es muy limpio para una pelea, pero te puede salvar la vida.
Pero, por favor, no hagáis daño a los tiburones.
Referencias: I Punched a Shark (Discover) How to Survive the Shark Attack That Is Never Going to Happen To You (Smithsonian) | Vía: Digg