Cuentan los aborígenes australianos que en el “Tiempo del Sueño” vivió una obstinada hembra de pato llamada Tharalkoo. Un día desobedeció las advertencias de sus padres, la pata nadó río abajo y se encontró con la rata de agua Bigoon, que la violó y la retuvo contra su voluntad. Cuando Tharalkoo consiguió escapar y regresó con su familia, llegó el tiempo en que otras patas empezaron a poner huevos y ella hizo lo mismo. Pero en lugar de un precioso patito, de su huevo nació una extraña quimera con la piel de un roedor que podía poner huevos y tenía pies de pato: el primer ornitorrinco.
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