Captura del tiburón blanco Lydia (Imagen: OCEARCH)
"Atención: Kure Beach, Carolina del Norte. Mary Lee, un tiburón blanco hembra de 5 metros y 1.500 kilos, está muy cerca de la zona. Por favor, sigan nuestro monitor para conocer sus posiciones, daremos más avisos si sigue cerca de la playa". Este mensaje en el muro de OCEARCH es una de las muchas informaciones que la institución proporciona en tiempo real en la red a través de su Global Shark Tracker (Monitor Global de Tiburones). Durante los últimos cinco años, esta organización sin ánimo de lucro ha capturado y etiquetado a 110 tiburones por todo el mundo (75 de ellos grandes blancos) y ofrece una herramienta gratuita y online para conocer mejor su comportamiento. Los puntos en el mapa son escualos que se desplazan durante meses por el océano y cuyos avances se pueden seguir vía satélite.
Captura del monitor global de tiburones de OCEARCH. Siguen a 75 grandes blancos)
Basta pinchar en uno de estos puntos sobre el Atlántico o el Pacífico para conocer la edad y tamaño de cada ejemplar y ver las fotos de su captura y posterior puesta en libertad. Lydia, por ejemplo, es un tiburón blanco hembra de 4,4 metros y 900 kilos que fue etiquetado en marzo de 2013. Desde entonces se ha movido desde Jacksonville (Florida) hasta las islas Bermudas y de allí hacia el norte, frente a las costas de Boston. Lisha, una hembra de 4 metros y 600 kilos, se mueve por Sudáfrica y es otra viajera infatigable. Se ha desplazado 40.000 km al este del cabo de Buena Esperanza en apenas un año. Y Mary Lee, la protagonista de la última alerta, ha recorrido más de 21.000 kilómetros a lo largo de la costa atlántica de EEUU desde septiembre de 2012.
Puesta en libertad de Lydia (OCEARCH)
Además de ser uno de los pocos tiburones blancos que tiene cuenta en Twitter, Mary Lee (@MaryLeeShark) es especial por varias razones. "Creo que es una de las más representativas de nuestro trabajo", asegura el fundador y líder de OCEARCH Chris Fischer. "Por eso le puse el nombre de mi madre". En los últimos meses los movimientos de Mary Lee han sido seguidos por miles de personas. "La etiquetamos en Cape Cod, que es el lugar en que se rodó la película ‘Tiburón’ y donde hay muchísimo miedo a los escualos", recuerda Fischer. "Fue el primer tiburón que se dirigió al sudeste y al que vimos habitar en las playas en invierno".
La intención de Fischer y su equipo es combatir los prejuicios que tiene la población sobre estos animales y conseguir que hablen de ellos con curiosidad y no con miedo. "La gente teme lo desconocido", explica Fischer a Quo, "pero a medida que damos más información, la conversación cambia. Hay que explicarles que debemos tener tiburones si queremos tener océanos y tener futuro". Los avisos de OCEARCH cuando uno de estos grandes blancos se acerca a la costa forman parte del protocolo, pero demuestran justo lo contrario de lo que vemos en las películas. "Es dos veces más probable que te caiga un rayo que el ataque de un tiburón", insiste Fischer. "Lo que muestra nuestra monitorización es que los tiburones están todo el tiempo nadando arriba y abajo en las playas llenas de bañistas y raramente hay algún problema. Porque ellos no están buscando gente".
Una ventana de 15 minutos
El proyecto OCEARCH tiene vocación global y su objetivo es ponerse al servicio de los científicos que quieren estudiar los tiburones de su región pero no tienen medios para hacerlo. Han colaborado con más de 50 investigadores y 20 instituciones de todo el mundo. “Empezamos en 2007", recuerda Fischer, "y esta última expedición en Cape Cod es la número 17. A quienes solicitan nuestra ayuda les preguntamos qué quieren saber de sus tiburones y les damos 15 minutos de acceso a ellos". En ese intervalo de tiempo capturan al animal, lo miden, colocan el transmisor y lo devuelven al mar. Un acelerómetro les da la posición y profundidad de cada ejemplar y el GPS les permite seguirlo. "Tenemos tiburones a los que llevamos siguiendo más de cinco años", indica Fischer, “aunque algunos transmisores empiezan a degradarse o se pierden”. Lo importante es que dé tiempo a localizar las áreas de cría y dar aviso a las autoridades, que ya han protegido algunas de estas zonas.
Monitorización de los movimientos de Lydia por el Atlántico (Imagen: OCEARCH)
Esta monitorización a gran escala de los tiburones blancos también está ofreciendo sorpresas. Hasta ahora no sabíamos mucho sobre estos gigantes porque son demasiado grandes para estudiarlos en vivo y seguirlos era caro y complicado. "Se mueven mucho más de lo que creíamos", informa Fischer. "Muchos de estos tiburones nadan más de 1.600 kilómetros al mes, un mes tras otro”. “Abarcan áreas gigantescas", insiste, "ahí tienes a Mary o Lydia, por ejemplo, que se están moviendo por todo el Atlántico Norte, y otros andan entre California, México y Hawái". Las hembras tienen un ciclo migratorio de dos años y alternan periodos en la costa con periodos en mar abierto. "Antes creíamos que pasaban el verano en el norte", añade Fischer, "pero ahora vemos que se mueven por todas partes”. En Guadalupe, México, el equipo descubrió que varios ejemplares acudían a criar al lugar donde habían nacido, en un comportamiento parecido al de los salmones, aunque aún se desconoce la causa.
El discurso de Chris Fischer se mueve entre la esperanza y el desengaño. "Yo solo soy un pescador”, asegura, "un día conocí las matanzas para llevarse las aletas y vi con mis ojos que en los lugares donde mataban a los tiburones el océano se quedaba muerto". Fischer se embarcó entonces en alguna expedición, pero descubrió que para muchos los tiburones no eran lo primero. Cuatro años en la televisión también le desanimaron. “Me pidieron que me peleara con mi tripulación porque eso daba audiencia”, confiesa. “Les dije que no. Yo soy un tipo del océano, no de la televisión”. Su proyecto es ahora universal y de código abierto. “Quería que la gente sintiera lo que es ser un explorador”, concluye. “Vamos a conocer mejor a los tiburones y todo el mundo está invitado”.
Más información en OCEARCH.
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