Imagen: Orycteropus
Os confieso que al pasar sobre la foto que tenéis sobre estas líneas creí que era el típico montaje hecho con Photoshop y la típica información fantasiosa sobre las 'aberraciones' de la hibridación genética. Pero no. Resulta que se trata de una variedad de cerdo real, originario de Hungría y que se conoce como cerdo mangalica.
Esta variedad de cerdos es el resultado de un experimento del siglo XIX, durante el Imperio Astrohúngaro, para conseguir una raza que contuviera gran cantidad de grasa y fabricar manteca. Pero la cría resultaba muy costosa en comparación con los otros cerdos y poco a poco se fue abandonando, hasta que una empresa española, Jamones Segovia, redescubrió la especie en los años 90 y apostó por su recuperación para comercializar sus jamones.
Estos cerdos, obviamente, no tienen nada de oveja, sino que se trata de una variedad de cerdo con mucho pelo, en ocasiones ensortijado y blanco como el del ganado ovino (ver más fotos). Aún así, verlos en movimiento, produce una sensación de rareza:
Imagino la cara de Juan Vicente Olmos cuando, de viaje por Hungría para ver sus variedades porcinas, se topó con estas criaturas. "En esto", explicaba en una entrevista, "vimos pasar una especie de oveja con cara de cerdo. Mis anfitriones restaron importancia al ejemplar e incluso se avergonzaron de él, como animal anacrónico y sin futuro". Después, probaron su carne y vieron que era especialmente bueno, por lo que la empresa apostó por criarlos. Gracias este impulso, de aquellos 200 ejemplares de mangalica que había en Hungría olvidados por todos ahora hay unos 60.000 y se consumen en todo el mundo.
Vía: Neatorama. | Leer: ¿Por qué está tan cachas esta vaca? (Fogonazos)