Cuando uno se dedica a la divulgación, una de las preguntas que más le hacen tiene que ver con los estudios absurdos. ¿Cómo puede dedicarse alguien a estudiar en qué posición orinan los perros?, te preguntan. O ¿qué importancia tiene que los escarabajos se orienten con la Vía Láctea? La respuesta no es sencilla porque no todos los estudios que mueven a la risa son del mismo tipo. Por un lado están los casos de mala ciencia, de estudios mal hechos, que establecen falsas correlaciones, y por otro los estudios que aparecen en los titulares de algunos medios, basados en trabajos patrocinados que no tienen la menor relevancia ni valor científico. Y luego está el trabajo diario de miles de investigadores en asuntos aparentemente nimios, que pueden a veces parecer hasta grotescos, pero que componen el tejido que sostiene los grandes avances de la ciencia.
Seguir leyendo en: La ciencia “de risa” es cosa seria (Frontera)