Imagen: Yufani Olaya, Agencia Solent
Si nos dijeran que esta criatura va a echar a volar en cualquier momento con sus alas de murciélago casi podríamos creerlo. Pero el protagonista de la imagen no es un ser de ciencia ficción, sino un anfibio bastante terrenal, un sapo de caña (Rhinella marina) fotografiado instantes después de atrapar un murciélago con su boca. Este animal vive en las selvas de Sudamérica y puede alcanzar un tamaño descomunal: el espécimen más grande observado pesaba 2,65 kg y medía 38 cm desde la parte trasera hasta el hocico. Es un depredador insaciable y oportunista y en algunas regiones como Australia, donde es una especie invasora, se ha convertido en un problema.
La escena de la fotografía fue captada por Yufani Olaya, uno de los guardas del parque Nacional de Cerros de Amotape, en Perú. Aunque existen registros de otras capturas de murciélagos por parte de sapos (el último en Brasil en 2003), en este caso se trató de un encuentro accidental. Según Olaya, el sapo estaba en el suelo con la boca abierta y un murciélago que volaba demasiado bajo fue a encontrarse con sus 'fauces'. El reflejo llevó al sapo a cerrar la boca y a tratar de ingerir una cena improvisada, pero finalmente terminó escupiéndolo y el murciélago, maltrecho, pudo vivir para ‘contarlo’. Los biólogos recuerdan que este sapo se come casi cualquier cosa que caiga en su boca, así que si se topan con uno, no prueben a acercarle un dedo.
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