Imagen: © Kjell Gunnar Beraas/MSF
Alice Ngonzi Isoke sobrevivió al brote de ébola que sacudió Uganda en 2012. Su padre y la mayoría de sus hermanos murieron a causa del virus y ella se convirtió en “cabeza de familia", pero cuando regresó a la peluquería con la que se ganaba la vida, descubrió que la gente de la aldea huía de ella. "Desde que dejé el hospital", relataba en un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud, "ya nadie viene por aquí: la gente ni siquiera viene a nuestra casa. Ellos piensan que todavía tenemos ébola".
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