A los muchos males que pueden afectar a un astronauta en una misión de larga duración (atrofia muscular, descalcificación de los huesos, etc.) hay que sumar ahora los efectos que la radiación cósmica puede provocar en su cerebro. Aunque ya sabíamos que los astronautas ven chiribitas cuando una de estas partículas viajeras impacta contra su retina ("yo he venido aquí a hablar de mi libro", que diría aquél), un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopskins apunta a los posibles daños que producirían los impactos de estas partículas de alta energía en el ADN del encéfalo de los viajeros espaciales.
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