Dibujar la cara de alguien parece una tarea sencilla. Aquellos que se presentan a una prueba de dibujo se lanzan confiados a completar el retrato, hasta que observan el resultado y se dan cuenta de su dibujo recuerda vivamente a la cara de un neandertal. Esta tendencia a pintar los ojos mucho más arriba de donde están se repite una y otra vez, y los científicos Claus-Christian Carbon y Benedikt Emanuel Wirth, de la Universidad de Bamberg, han querido conocer mejor qué lo produce.
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