A Miguel Nicolelis le ha pillado el toro y no va a poder cumplir todo lo que prometía. A principios de 2012, este neurocientífico brasileño de la Universidad de Duke anunciaba que la ceremonia inaugural del Mundial de Brasil comenzaría con un avance científico de gran magnitud. "Será como poner un hombre en la Luna", "inauguraremos una nueva era de la neurociencia" o "será el final de las sillas de ruedas", eran algunas de las afirmaciones que hacía durante las entrevistas. Su idea era llevar a la práctica con humanos algo que ya había demostrado con brillantez con monos: implantar electrodos en el cerebro de una persona parapléjica y conseguir que caminara mediante su pensamiento, con un enlace directo entre sus neuronas y un exoesqueleto robótico que traduciría sus movimientos. Pero en algún momento, Nicolelis cambió de planes.
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