La primera impresión que se llevan los lugareños cuando ven llegar a Stephen Sumner con su bicicleta cargada de espejos es que se trata de un extranjero excéntrico. Este fornido canadiense de 53 años recorre la región de Battambang, en el noroeste de Camboya, y utiliza los espejos para calmar el dolor de las personas a las que han amputado alguno de sus miembros. Tras una guerra civil de treinta años, esta zona del mundo es una de las más castigadas por las minas antipersona. Se calcula que desde 1979 a 2011 las minas que quedaron sin explotar han matado a 20.000 camboyanos y herido a más de 44.000.
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