Imagen: Orange Steeler (Flickr, CC)
La idea de que existe algún lugar del cerebro en el que se esconde la clave de la consciencia no es nueva, y en ocasiones ha sido utilizada por muchos para introducir ideas erróneas que nada tienen que ver con la neurociencia. Pero el empujón definitivo se lo dio un científico de renombre como Francis Crick, codescubridor de la doble hélice del ADN, quien en sus últimos días publicó un trabajo junto a Christof Koch en el que hablaba de un región en mitad del encéfalo llamada "claustro", que podía funcionar como una especie de integrador de los procesos conscientes y tener la clave del funcionamiento de nuestra mente.
La obsesión de Crick por este tema era tal que, según su viuda, en su lecho de muerte tenía conversaciones imaginarias con su colega sobre el papel de esta región en las profundidades del cerebro. Este pequeño núcleo, publicaban en su trabajo, estaba perfectamente interconectado con las principales áreas de la corteza cerebral y actuaba como una especie de "director de orquesta", coordinando todas las señales para hacer posible la experiencia consciente. A pesar de lo prometedor del asunto, durante años se han podido hacer muy pocos experimentos en humanos - debido a la falta de casos que sirvan para estudiarlo - y los experimentos con animales contradecían las observaciones de Crick y su socio. Hasta hace unos días.
Seguir leyendo en: ¿De verdad han encontrado el "interruptor de la consciencia"? (Neurolab)