La primera vez que Philippe Verborgh vio un cachalote en aguas del Estrecho de Gibraltar la experiencia le dejó marcado de por vida. "Fue en septiembre de 2002", recuerda, "y el animal murió atropellado por un ferry. Nos dirigíamos hacia él y pasó el barco. No vimos la colisión, pero un instante antes el cachalote estaba perfectamente y cuando llegamos a su lado vimos que el soplo era un soplo de sangre, tenía un corte en la cola y una costilla rota. No había duda de que el ferry le había pasado por encima y le provocó la muerte. Agonizó durante 25 minutos". Doce años después, Phillipe está de pie sobre la cubierta del Elsa, mientras sostiene una cámara de fotos y sus ojos escudriñan el océano. El soplo de estos cetáceos, nos cuenta, se distingue porque sale en un ángulo de 45 grados, debido a la posición de su espiráculo en la parte delantera izquierda, justo sobre el morro del animal.
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